martes, 22 de noviembre de 2022

Cerebros extraños

cerebros extraños en la naturaleza(1)

 A continuación, conocerás algunos cerebros extraños que la naturaleza y el hombre se empeñaron en sacar adelante. Indudablemente, este órgano es la parte más importante de nuestro cuerpo. Además de controlar todo lo que haces, sin un cerebro básicamente no existirías. Y lo mismo sucede en la mayoría de especies animales. Requieren de un cerebro para funcionar, aunque ese órgano es muy distinto al de los humanos.

Sanguijuelas: 32 cerebros en un solo cuerpo.

Si con un solo cerebro un humano tiene potencial para realizar cosas increíbles, imagina con 32. En la naturaleza existe un animal con estas características: las sanguijuelas. Resulta que estos chupasangres están divididos en 32 segmentos, cada uno de los cuales posee un cerebro propio. Aunque, técnicamente hablando, no se trata de cerebros sino de colecciones de múltiples células nerviosas.

Sanguijuelas(1)

Estos ganglios trabajan de forma coordinada para proporcionar a la sanguijuela una función cerebral más o menos considerable. Sin embargo, en la práctica existen ciertas diferencias entre estos ganglios y su función es más o menos independiente. Por eso, es posible argumentar que las viscosas sanguijuelas poseen 32 cerebros. Por si fuera poco, también cuentan con nueve pares de gónadas y diez estómagos. Pero ese tema lo abordaremos en otra publicación.

El cerebro gigante del Cavalier King Charles Spaniel.

El Cavalier King Charles Spaniel desarrolló un cerebro que, simplemente, no cabe en su cabeza. Aunque, es importante aclarar que esto es culpa de los humanos. Tras múltiples generaciones de crianza selectiva (una forma elegante de decir consanguinidad), los cráneos en esta raza de perro terminaron encogiéndose. El espacio es tan reducido que simplemente no hay lugar para sus cerebros.

Cavalier King Charles Spaniel cerebros extraños

Por eso, una parte del órgano presiona contra la médula espinal. Este defecto dificulta el flujo de líquido cerebral y propicia la formación de bolsas de aire en la columna. A consecuencia de esto, los Cavaliers sufren múltiples problemas de salud. Muchos perros de esta raza tienden a mover sus patas traseras en el aire, como si estuvieran rascándose el cuerpo. Esta anomalía denominada “rascado aéreo” es consecuencia de esa presión ejercida en el cerebro.

Congrioperla armada: el cerebro más pequeño.

Afortunadamente, el tamaño del cerebro no guarda relación con la eficiencia del órgano. Y en la naturaleza varios animales poseen cerebros mucho más grandes que los humanos. Sin embargo, es un poco difícil determinar la especie con el cerebro más pequeño. Se puede determinar el tamaño del cerebro en un animal comparándolo con las dimensiones de su cuerpo.

Congrioperla armada

Bajo esos parámetros, ningún animal supera a la congrioperla armada (Acanthonus armatus). En este pez marino de aguas profundas, el cerebro representa una milésima parte del peso de su cuerpo. Considerando el tamaño relativo, es el cerebro más pequeño del que tenemos conocimiento hasta la fecha.

Para dejarte las cosas más claras pongámoslo en perspectiva: en el humano la relación entre el peso del cerebro y el cuerpo es de 1/50. Afortunadamente para la congrioperla armada, en las zonas abisales no existen muchos depredadores y su pesca carece de interés comercial. Por lo que no necesita mucho cerebro para subsistir.

Las arañas que “piensan con las patas”.

Cuando se habla de cerebros, en las arañas sucede algo muy peculiar. Entre las especies de mayor tamaño el cerebro se ubica en una cavidad en la cabeza, como cualquiera esperaría. Sin embargo, conforme se analizaban arañas más pequeñas se encontró que sus cerebros no se encogían proporcionalmente. A cierto tamaño, el cerebro de la araña simplemente resulta muy grande para su cabeza.

La naturaleza encontró una forma muy interesante de resolver el problema. En muchas especies de arañas pequeñas, algunas partes de su cerebro se encuentran distribuidas en cavidades del torso y las patas. Algunas especies incluso presentan pequeños bultos huecos sobre sus patas para hacer un poco más espacio al cerebro.

cerebro araña en sus patas
Los cerebros de las arañas pequeñas, como las que se encuentran en las ninfas del género Mysmena (imagen), se extienden fuera de la cavidad del cuerpo hacia las patas. Imagen cortesía de William Wcislo.

Estos insectos no pueden sacrificar el tamaño de sus cerebros, el tamaño justo es necesario para ejecutar sus técnicas de caza y construir redes altamente especializadas. De hecho, los enormes cerebros de las arañas consumen tanta energía que deben alimentarse constantemente para no morir de hambre.

El cerebro rosquilla del calamar.

Hablando de cerebros extraños en la naturaleza, pocos superan al órgano de un calamar. Esencialmente, el cerebro de este animal es una rosquilla. Su cerebro presenta un enorme hueco en el medio para abrir paso al esófago, que corre justo por el centro. Probablemente, el cerebro adquirió esta forma ante el reducido espacio existente en la cabeza de un calamar.

cerebros extraños: calamar cerebro con foma de dona.

Desafortunadamente, el cerebro con forma de rosquilla en un calamar presenta ciertos inconvenientes. El principal es que todo lo que come debe pasar por ese agujero en su cerebro. Si el alimento es demasiado voluminoso, podría producir un daño cerebral fatal a medida que el bocado comprime su cerebro hasta destrozarlo. Sin lugar a dudas, el del calamar destaca entre los cerebros extraños de esta lista.

Chorros de mar: los come cerebros.

Aunque parecen plantas, los chorros de mar son animales sedentarios que se alimentan por filtración. Y realmente abundan en los océanos del planeta. Pero, al igual que muchos otros animales marinos, en la primera etapa de su vida no son más que pequeñas larvas con diminutos cerebros. En esta fase, el órgano resulta esencial pues deben encontrar un buen sitio para establecerse.

chorros de mar(1)

Pero solo sirve para eso, pues una vez que encuentra el sitio ideal la larva se aferra a la roca. Eventualmente empieza a digerir sus ojos y órganos internos (incluido el cerebro). La energía de su materia gris, ahora completamente inútil, se canaliza para desarrollar el sistema de alimentación por filtración. Este es el ciclo de la vida de un chorro de mar, jamás se moverá de ese lugar por lo que sus cerebros extraños resultan innecesarios.

Las especies sin cerebro.

Es lógico pensar que todas las especies requieren de un cerebro para subsistir. Sin embargo, muchos animales no cuentan con un cerebro como tal. Por ejemplo, los pepinos y las estrellas de mar poseen estructuras neuronales básicas, sistemas que de ninguna forma podrían considerarse cerebros. Aunque son capaces de procesar señales neuronales, las especies antes mencionadas funcionan exclusivamente por instinto. No exhiben pensamiento reconocible alguno.

estrella de mar sin cerebro

Otras especies, como la famosa carabela portuguesa, en realidad no son animales individuales. Hablamos de grupos de pólipos altamente especializados que se adaptaron para subsistir de esta forma. Sin embargo, ninguno de ellos ejecuta la función de un cerebro. También están las anémonas y lirios marinos, animales que fácilmente podrían confundirse con plantas.


Nota Cortesia de Don Franky Escoria24 calcetines rotos, el medio seso de los blogs



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