El Megalodón es el mayor depredador que ha vivido en la Tierra. Los tiburones habitan este planeta desde mucho antes que los dinosaurios. Algunos registros fósiles sugieren que ya estaban aquí hace 400 millones de años. Y entre todos sus ancestros conocidos, ninguno es tan impresionante como el megalodón: un animal gigantesco que fácilmente podía alcanzar los 15 metros de longitud.
Es el mayor tiburón del que se tiene registro, y pertenece a un grupo conocido y nombrado por sus grandes dientes. Estos depredadores evolucionaron después que los dinosaurios. Dominando los mares hasta su extinción, hace unos 3 millones de años. Relativamente poco tiempo, si consideras que la Tierra existe desde hace 4,500 millones de años.
Rastreando al megalodón, el mayor depredador jamás descubierto.
En un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, se revela que el megalodón y algunos de sus ancestros ocuparon el cenit de la cadena alimenticia en la prehistoria. Un lugar tan exclusivo en la escala trófica que llegar hasta ahí supone la caza de otros depredadores y depredadores de depredadores.
Hagamos una analogía y supongamos que la cadena trófica es una pirámide. En el primer nivel, la base, tenemos a las plantas y algas que hacen el papel de productoras. Un nivel más arriba están los animales herbívoros, que se alimentan de las plantas. Llegamos al tercer nivel trófico, donde están los carnívoros que se alimentan de los herbívoros. Si seguimos subiendo por esta torre llegamos hasta la cima, es decir, el nivel trófico más alto. Pues allí estaba el megalodón, el mayor depredador del que se tenga conocimiento.
«Nos acostumbramos a pensar que las especies grandes, como el tiburón ballena, la ballena azul e incluso el elefante, filtraban herbívoros, dejando de lado a los depredadores», señala Emma Kast, autora principal del estudio. «Pero, el megalodón y otros tiburones megadientes eran carnívoros gigantescos que se alimentaban de otros depredadores. Y se extinguieron hace apenas unos millones de años».
Isótopos de Nitrogeno-15 en la cadena trófica.
Para dibujar esta cadena trófica marina que prevaleció hace millones de años, los científicos midieron los isótopos de nitrógeno en los dientes de los tiburones. El nitrógeno-15 es particularmente interesante, pues entre más posee un organismo, más alto es su lugar en la cadena trófica.
Las algas y otro tipo de plantas que se ubican en la base de la cadena alimenticia son capaces de aprovechar el nitrógeno del aire o el agua e integrarlo a sus tejidos. Cuando los organismos las consumen, integran ese nitrógeno a sus cuerpos. Al excretar los residuos, ya sea orina o heces, expulsan el isótopo más leve de nitrógeno: el N-14.
Mientras tanto, el N-15 por ser más pesado queda contenido en el cuerpo. En palabras llanas, entre más alto es el nivel en la cadena, mayores son los niveles de N-15 acumulado.
Los dientes de megalodón.
Es inviable que se conservan los tejidos suaves de un animal que existió hace millones de años. Además, los tiburones son peces cartilaginosos y no tienen huesos como los humanos. Pero, aún pueden dejar registros fósiles. El esmalte que recubre los dientes de estos animales es prácticamente inmune a las bacterias y descomposición.
«Los dientes se diseñaron para ser química y físicamente resistentes. Para que soporten el ambiente químicamente reactivo de la boca y rompan alimentos que pueden tener partes duras», explica Danny Sigman, colaborador del estudio. «Uno de los tipos de fósiles más abundantes son los dientes de tiburón. Y dentro de esos dientes existe materia orgánica atrapada que se usó para construir el esmalte de los dientes».
Como los dientes de tiburón son elementos tan abundantes y bien preservados, los restos de nitrógeno en el esmalte proporcionan una forma de medir su posición en la cadena trófica.
Estudios y análisis.
Incluso el diente más grande de megalodón posee una fina capa de esmalte, de la cual el componente de nitrógeno es un diminuto vestigio. Entonces, los investigadores desarrollaron una técnica especial para extraer y medir esas proporciones de isótopos de nitrógeno. «Lo que hacemos se parece a una cervecería», dice Sigman. «Recolectamos microbios y los alimentamos con nuestras muestras. Estos producen óxido nitroso que terminamos analizando».
El análisis se vale de un sistema de procesamiento de óxido nitroso. De forma completamente automatizada y personalizada, extrae, purifica, concentra y entrega el gas a un dispositivo que mide la concentración del isótopo solicitado. «Nos tomó varias décadas desarrollar un método central para medir estás pequeñas cantidades de nitrógeno», asegura Sigman.
De los microfósiles encontrados en sedimentos, siguieron con otros fósiles como corales, huesos de peces y dientes de tiburón. «Después, aplicamos esta técnica a dientes de mamíferos y dinosaurios». Ningún otro elemento analizado presentó niveles tan altos de nitrógeno-15 como los dientes del megalodón, el mayor depredador en la historia de la Tierra.
Nota Cortesia de Don Beto Alfaro de Anne Aguila
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