Agregar sal resta dos años de vida

 Algunas personas tienen la pésima costumbre de agregar sal a la comida preparada. El salero en la mesa es obligatorio, y a menudo lo utilizan sin siquiera probar antes los alimentos. No importa si se trata de sopa, frijoles o un filete. Para ellos resulta de lo más normal agregar un poco de sal al plato que tienen enfrente. Un perjudicial hábito que, según la ciencia, deberían evitar tanto como el cigarrillo.

De acuerdo con un nuevo estudio, las personas que agregan sal extra a la comida preparada corren el riesgo de acortar su tiempo de vida. En el caso particular de los hombres, los investigadores encontraron que agregar sal a la comida reduce más de dos años la expectativa de vida. Cuando se trata de mujeres, la pérdida estimada es de un año y medio.

Antes de que sigas con la lectura de este artículo, es importante hacer una aclaración. El estudio no consideró la sal usada para sazonar los alimentos durante el proceso de cocción. Se limitó a la comida ya preparada. En las poblaciones occidentales, hasta un 20% de la ingesta total de sodio proviene de la sal que se agrega en la mesa.

No agregar sal a la comida preparada. 🚫

La investigación, hecha en el Reino Unido, contó con la colaboración de 500 mil adultos de mediana edad. Y las conclusiones se elaboraron a partir de un seguimiento que se extendió por 9 años. A diferencia de las personas que nunca o rara vez agregaban sal, los voluntarios que siempre sazonaban su comida tenían un riesgo 28% mayor de sufrir muerte prematura.

Al cumplir 50 años, hombres y mujeres que siempre agregaron sal a la comida preparada presentaban una expectativa de vida 2.3 y 1.4 años menor, respectivamente. «Incluso una modesta reducción en la ingesta de sodio, agregando menos o nada de sal a los alimentos en la mesa, probablemente genere beneficios sustanciales en la salud. Especialmente si lo hace la población en general», señala Lu Qi, líder del estudio y docente en la Tulane University School of Public Health and Tropical Medicine.

Nota cortesia de Doña Naturella