Entre los relatos más famosos de todos los tiempos figura la historia del Jardín del Edén. Es una trama situada al comienzo de la Biblia hebrea, en el Libro de Génesis. Es probable que conozcas la historia: tras la creación de Adán y Eva, Dios ordena a los primeros humanos no probar el fruto del árbol del conocimiento del bien y el mal. Sin embargo, una serpiente tienta a Eva para que coma la fruta, y Adán se le une. La desobediencia es suficiente para que Dios expulse a ambos del jardín del paraíso.
Los cuatros personajes que protagonizan este fascinante relato (Dios, Adán, Eva y la serpiente) tienen como fin dar una lección de moralidad y obediencia. Muchos consideran que la serpiente es el personaje más interesante, entendido como una representación del mal y la astucia. Un ser que se opone a la bondad y gracia del propio Dios. A través de un banal acto de tentación, la serpiente condenó a los humanos al esfuerzo y sufrimiento eterno.
Desde su aparición en Génesis, diversas obras de arte y conceptos culturales socorrieron la imagen de esa astuta serpiente. Y, aunque nunca hayas leído la Biblia, probablemente supongas muchas cosas sobre su identidad. Además, también es probable que el concepto que posees de esta figura esté completamente equivocado. ¿Quieres saber el motivo?
La serpiente que tentó a Eva no era Satanás.
Si pones atención a todo lo que describen en Génesis, una de las conclusiones más obvias es que la serpiente es una manifestación física del mismo Satanás. Muchas de las personas que leen la historia terminan asumiendo que el diablo tomó la forma de una serpiente para incitar a Adán y Eva a pecar. Sin embargo, los que redactaron el libro de Génesis jamás tuvieron la intención de ilustrar la figura de Satanás. ¿Cómo podemos estar seguros? Satanás ni siquiera era un concepto cuando se redactaron las sagradas escrituras.
Los expertos en arqueología bíblica estiman que la figura de Satanás apareció entre uno y dos siglos antes de Cristo. Y el libro de Génesis se escribió mucho antes, probablemente en el 950 a.C. Una afirmación así parece contradictora, sobre todo porque el terminó “satán” aparece en repetidas ocasiones por toda la Biblia hebrea. Sin embargo, en hebreo antiguo el término “satán” poseía un significado simple: “enemigo” o “acusador”.
De hecho, en el Antiguo Testamento varios personajes son referidos como “el satán”. Y mucho tiempo después, en la tradición judía, surgió la idea sobre un poderoso gobernante de las tinieblas llamado “Satanás”. Cuando este personaje quedó establecido, tanto judíos como cristianos reinterpretaron la historia del Jardín del Edén.
Esta nueva interpretación, donde la serpiente del jardín es el mismo Satanás, se volvió la más común. Pero, en Génesis nunca se indica tal cosa.
La serpiente ni siquiera era una serpiente.
Aunque este dato no resulte tan teológicamente relevante como el primero, seguramente te sorprenderá. Cuando uno se imagina a Eva siendo tentada a comer el fruto prohibido (por cierto, jamás lo identificaron como manzana), supone la existencia de una serpiente enrollada en alguna rama próxima. Bueno, así es como suelen representar la escena los artistas.
Pero, la “serpiente” que tentó a Eva probablemente ni siquiera era una serpiente, al menos no como lo estás imaginando. Resulta que el término hebreo plasmado en Génesis era “nahash”. Para efectos generales, la traducción es “serpiente”. Sin embargo, la palabra también se empleaba para describir poderosos seres bíblicos como monstruos gigantes.
Entonces, es probable que ese ser que tentó a Eva en el jardín se pareciera más a un dragón que a una serpiente. Tal vez eso explicaría porque Adán y Eva obedecieron sin oponer resistencia. En la historia se dice que este ser se convirtió en serpiente sólo después que Dios lo capturó por tentar a Eva.
“Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida” – Génesis 3:14.
El decreto de Dios hace suponer que este ser andaba sobre sus patas hasta ese momento, incluso cuando tentó a Eva. Es un poco trágico que estos detalles se pasen por alto. ¿Acaso no te gustaría ver a un dragón arruinando el destino de la humanidad para siempre?
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