sábado, 16 de marzo de 2024

Cocodrilos son atraídos por el llanto de bebés

Cocodrilos son atraidos por el llanto de bebes primates1

 A través de la historia, la relación entre el ser humano y la naturaleza ha sido un intenso tira y afloja. En ese contexto, surgieron prácticas tan asombrosas como perturbadoras. Por ejemplo, el uso de niños como cebo para atraer a los temidos cocodrilos.

En un pasado marcado por la falta de conocimiento científico y la creencia en mitos y tradiciones, la práctica se convirtió en una sombría solución para lidiar con la presencia de estos habitantes de los humedales. Sin embargo, la ciencia moderna parece explicar la lógica tras esta costumbre.

En el reino de los reptiles, los cocodrilos destacan como animales imponentes y temibles. Su envergadura, que puede alcanzar varios metros de longitud, los hace uno de los depredadores más temidos del reino animal. Y aunque su capacidad para atacar seres humanos es bien conocida, aún existe un aura de fascinación en torno a estos depredadores. Lo cual los convierte en un objeto constante de estudio.

El llanto de los bebés atrae a los cocodrilos.

Una reciente investigación, publicada en “Proceedings of the Royal Society B: Biological Science”, revela un dato sorprendente sobre el comportamiento de los cocodrilos del Nilo. Pues estos reptiles responden de forma excepcional al sonido del llanto de bebés, tanto de seres humanos como de otros primates. Aunque en muchas especies, como los humanos, la capacidad para percibir el llanto de sus crías es casi un sexto sentido, en los cocodrilos este mecanismo presenta un matiz diferente.

De hecho, el llanto de un bebé primate no necesariamente se interpreta como una llamada de auxilio para los cocodrilos. En realidad, procesan el llanto de un bebé como señal de comida fácil y accesible. Empleando una serie de grabaciones con llantos de crías de diferentes especies, los científicos encontraron que a los cocodrilos del Nilo no solo les llama la atención. Sino que también interactúan con estas vocalizaciones.

Atracción peligrosa.

En el curioso experimento, algunos cocodrilos se acercaron cautelosamente a los altavoces, inspeccionando el sonido desde la superficie. Otros optaron por un enfoque más agresivo, saliendo del agua y tratando de morder la fuente del sonido. Aunque, cabe destacar que no todas las reacciones fueron de naturaleza depredadora. Si bien es cierto que el llanto de los bebés humanos, chimpancés y bonobos tiene sus diferencias, todos estos sonidos captaron la atención de los cocodrilos de la misma forma.

Los investigadores observaron que un mayor número de cocodrilos respondió a los llantos más enérgicos y a frecuencias sonoras más altas. Además, los llantos con patrones de ondas sonoras irregulares también desencadenaron respuestas. Tales patrones se correlacionan con niveles más elevados de angustia en estas crías. Aunque no está claro si esta respuesta atiende a la caza de presas vulnerables por parte de los cocodrilos o si hay otro motivo detrás, el estudio proporciona un vistazo valioso sobre cómo perciben el mundo estos formidables reptiles.

Cuestión de tamaño.

Otro aspecto intrigante es el tamaño que pueden alcanzar los especímenes. Un ejemplo sobresaliente es Cassius, el cocodrilo en cautiverio más grande del mundo. Con una longitud de 5.5 metros, Cassius no solo impresiona por su tamaño, sino también por su longevidad. A sus 120 años, el famoso cocodrilo está a punto de establecer un nuevo récord de vida en cautiverio.

En la naturaleza, la esperanza promedio de vida en estos reptiles no suele superar los 60 años. Pero en cautiverio, como en el caso de Cassius, los cocodrilos pueden vivir mucho más tiempo. Algunos expertos estiman que la expectativa máxima de vida de los crocodilios en cautiverio podría rondar entre los 100 y 120 años.

Cassius terminó capturado en 1984 después de atacar al ganado de una granja en Australia. En ese momento, ya había vivido aproximadamente 80 años en su entorno natural. Pero, este majestuoso espécimen es solo un ejemplo de la sorprendente diversidad de la familia de los cocodrilos.

Otro caso particular es el del cocodrilo Dominator, que habita en el río Adelaide, al norte de Australia. Con una longitud de 6.1 metros y un peso de una tonelada, este coloso personifica el poderío de los cocodrilos de agua salada. Estos reptiles son extremadamente territoriales y, a menudo, entran en conflicto con los seres humanos debido a su presencia en áreas costeras.


Nota cortesia de Escoria24



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