Durante más de dos milenios, Jesucristo se ha mantenido como un personaje de reverencia y adoración en el mundo del cristianismo. Su imagen la encuentras en cada iglesia, sobre una cantidad absurda de objetos, al interior de los museos e incluso en el hogar de cada cristiano alrededor del mundo. Pero, ¿alguna vez te preguntaste por qué representan a Jesús como una persona blanca?
El culto hacia este personaje se origina en el Medio Oriente, diseminándose en Occidente gracias a los devotos misioneros del cristianismo. Es entonces cuando surge el Jesús de tez blanca. Particularmente en Europa, donde la proyección de la imagen de Jesús se hizo a partir de la apariencia de los propios europeos.
Aunque parezca extraño, representar a Jesús como un hombre blanco no resultó difícil. Y es que, más allá de unos versículos contradictorios donde se habla del origen étnico y las características físicas de Jesús, la Biblia no dice nada en específico sobre su apariencia. Incluso en esas épocas, los académicos tenían una idea bastante clara de las características físicas promedio de los individuos que habitaron Oriente Medio en el siglo I.
Evidentemente, todos coincidían en que la gente de esos tiempos no era de tez clara. Sin embargo, mantuvieron la representación de Jesús como un hombre blanco. Situación que sigue vigente en nuestros días, pese a que la ciencia ha elaborado recreaciones más apegadas a la realidad y época en que existió este personaje.
¿Por qué conservamos la representación de un Jesús blanco?
Principalmente por conveniencia, pues no se tiene una imagen clara de los rasgos físicos de Jesús. Tras su muerte, el Imperio Romano desató una persecución contra todos aquellos que estuvieron cerca de él o lo apoyaron en vida. Y esta especie de «veto» hacía el personaje se mantuvo durante siglos.
Por eso, los seguidores de Jesús empezaron a utilizar una compleja simbología para evadir la persecución romana. Se cree que el libro del Apocalipsis está repleto de estos símbolos. Esta comunicación en código les permitió conectarse y comunicarse entre sí para representar sus creencias religiosas. Entre esos símbolos secretos que prevalecen hasta nuestros días está el ichthus, mejor conocido como el pez de Jesús.
Según los historiadores, es esta prohibición de los romanos uno de los principales motivos por los que no contamos por una representación fiel de la apariencia física de Jesús. Y es que mucho antes de que las cosas empezaran a calmarse, todos aquellos que conocieron a Jesús en vida llevaban mucho tiempo muertos.
Cuando Constantino I se convierte en emperador de Roma, pone fin a la persecución de los cristianos y promueve la libertad de culto al cristianismo. Es hasta el siglo IV que empieza a florecer el arte de la representación de Jesús. Un hombre de tez blanca, pelo largo y rizado, barba poblada y aureola se convirtió en la imagen del Jesús que conocemos hoy.
Como todas estas pinturas se elaboraron en Roma, según los historiadores resulta muy probable que los pintores de la época ilustraran a su mesías como a un individuo promedio de su comunidad.
Las primeras pinturas de Jesús.
Lo más común era que las iglesias buscaran artistas para elaborar una pintura de Jesús. Y como se trataba de un trabajo encomendado por las autoridades eclesiásticas, los pintores no tenían la libertad para investigar y elaborar un retrato apegado a la realidad. De hecho, los artistas recibían instrucciones directas de la Iglesia. Y si alguno osaba a ir en contra de estas recomendaciones, las consecuencias podían ser graves.
Y la verdad es que ningún artista cuerdo estaba dispuesto a desafiar a la Iglesia. No olvidemos que, por esos tiempos, esta institución tenía un poder absoluto y capacidad para influir en la sociedad. Con la Iglesia se enfrentaban a un enorme éxito o a un rotundo fracaso. Si los artistas obedecían y seguían todas las órdenes, la misma Iglesia los promovía.
Pero, uno que otro valiente decidió jugar en contra y agregar algo de su cosecha. Muchos de esos artistas desobedientes vieron el fin de sus días en una hoguera, condenados a muerte por herejía.
La transformación del Jesús europeo.
A medida que pasó el tiempo, la Iglesia blanqueó la imagen de Jesús pese a que las primeras pinturas lo mostraban como un individuo de tez más oscura. La mayoría de expertos en el tema de la Biblia y el cristianismo coinciden en que este cambio en la apariencia de Jesús atendió a motivos raciales. Básicamente, la Iglesia no podía permitir que un individuo de una minoría étnica adquiriera un estatus de deidad.
Conforme el cristianismo se extendió por el mundo, los recién convertidos se percataron de que no contaban con una representación física real de lo que consideraban un dios. Así, empezaron a modificar la apariencia de Jesucristo hasta convertirlo en un hombre blanco. La descripción de Publio Léntulo otorgó a Jesús una apariencia totalmente nueva.
Apócrifa a todas luces, en una carta se describió a Jesús como un hombre blanco alto de mejillas sonrojadas, cabello rizado y ojos azules. Muchos historiadores simplemente rechazaron el documento por las inconsistencias histórica de su supuesto origen. Pero, la descripción de Publio Léntulo fue una de muchas que se hicieron a través de los siglos. La mayoría ni siquiera trascendió en la historia, pues la base argumental era igual de cuestionable que la carta de Publius Lentulus.
La importancia del Jesús blanco en las Cruzadas.
Durante el Medioevo, las autoridades eclesiásticas siguieron controlando activamente las representaciones de Jesús. Particularmente durante las Cruzadas, el conflicto armado contra los musulmanes en Tierra Santa de Jerusalén. En esa época, era imprescindible controlar la imagen de Jesús pues, técnicamente, la guerra santa se libró entre europeos y personas de Oriente Medio.
A sabiendas de que Jesús probablemente lucía uno de los hombres con los que luchaban, los cristianos europeos siguieron retratándolo como uno de ellos. Debido a la misión de conquista, resultaba primordial para los cruzados conservar la imagen del Jesús europeo. Solo imagina la moral de esos guerreros al ver que la imagen de su dios se parecía a la del enemigo.
El aspecto racial de la imagen de Jesús.
¿Sabes cómo surgió la esclavitud? A partir de la falaz idea de que ciertos grupos étnicos o «razas» son inferiores. Por eso, representar a Jesús como un hombre blanco, de alguna forma provocó que los blancos estuvieran por encima de cualquier otro ser humano sobre la Tierra. Parecerá una locura, pero era la lógica que prevalecía por aquellos días.
Y como Jesús era uno de ellos, se creía que los blancos eran puros. Además, esta similitud también otorgó superioridad a los europeos. Los propietarios de esclavos apoyaron activamente la mentira del Jesús blanco y europeo. Solo así justificaron la jerarquía de la que gozaban, ocultando el hecho de que Jesús no era blanco y realmente pertenecía a una minoría oprimida y esclavizada.
En la imaginación de los romanos, un personaje menos moreno y radical era permisible. Eventualmente, esto contribuyó directamente a la creación del Jesús blanco que conocemos en nuestros días.
Nota Cortesia de Fray Ramon
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