África se dividirá en dos: regiones que actualmente pertenecen a Etiopía, Tanzania, Kenia, Somalia y Mozambique terminarán separándose para formar un nuevo continente. Aunque ya comenzó, la separación será evidente en 5 millones de años. Desde la perspectiva humana pareciera una eternidad, pero es un tiempo relativamente corto en la escala geológica.
Un equipo de investigadores de la Universidad Rochester, en el Reino Unido, concluyó en 2009 que la región de Afar, en Etiopia, era escenario de alteraciones geológicas que promovían la división del continente. Este proceso de separación continental habría iniciado en 2005, con la poderosa erupción del volcán Dabbahu. En aquella ocasión, los geólogos observaron la formación de una fisura gigantesca en menos de una semana.
Además, según un estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters, la fractura de la placa africana terminará formando un nuevo océano. Tras la erupción del volcán, la falla no solo aumentó su tamaño, sino que propició el surgimiento de decenas de nuevas fallas. Desde entonces, la hipótesis de que África terminará dividida en dos continentes ganó popularidad. A pesar de que no todos en la comunidad científica respaldaban la propuesta.
En 2019, el debate entre los expertos sobre la división del continente africano resurgió con fuerza. Y es que por esas fechas una enorme fisura apareció en Kenia. El inesperado fenómeno cortó un valle por la mitad y damnificó severamente una importante vía de comunicación en la región de Narok, al oeste del país. La fisura tenia 20 metros de ancho, 15 metros de profundidad y varios kilómetros de largo.
Pero, la división en la placa tectónica africana es mucho más extensa de lo que se creía. Así lo concluyó un reciente levantamiento de datos en el que investigadores del Virginia Tech emplearon tecnología GPS de última generación.
África se dividirá en dos continentes.
Gracias a este último estudio, publicado en la revista Geology, se descubrió que la enorme fisura que apareció en Kenia no era el primer fenómeno geológico que evidenciaba el proceso de fractura del continente africano. De hecho, se han localizado puntos débiles por todo el Gran Valle del Rift, que atraviesa el continente desde el Cuerno de África, en Somalia, hasta Mozambique.
Con una extensión de 4,830 kilómetros en dirección norte-sur, el Gran Valle del Rift es un complejo de fallas tectónicas que surgió hace 35 millones de años tras la escisión de las placas africana y arábiga. El ancho de este valle varía entre los 30 y 100 km, y en ciertas partes alcanza profundidades de miles de metros.
Kenia, al ser atravesado por el Gran Valle del Rift, está partiéndose, literalmente, a la mitad. Y aquella enorme fisura que surgió en Narok no es más que el inicio. Llama mucho la atención que esta fisura surgió en una región que presenta muy poca actividad sísmica. El último sismo importante allí fue uno de magnitud 6.9 en la escala de Richter, registrado en 1928.
En la zona rural del Gran Valle del Rift en Kenia, justo en el fondo del valle, se encuentra el volcán Suswa. Y cerca tenemos a el Longonot. Ambos volcanes podrían estar tras las numerosas fallas volcánicas que se ocultan por todo el territorio keniano. “Estas regiones débiles forman líneas de falla y fisuras que generalmente están repletas de ceniza volcánica. Las potentes lluvias que devastaron la región en los últimos años pudieron lavar las cenizas, ayudando a descubrir la fisura”, explica el geólogo David Adede.
Evidentemente, hablamos de una región que se asienta sobre dos placas tectónicas que se desplazan lentamente en direcciones opuestas. Un fenómeno que traerá consecuencias inevitables para esta región.
Destino geológico ineludible.
En unos 10 millones de años, el Cono de África perderá cuatro países. Una parte de Mozambique, la mitad de Etiopia, Kenia y Somalia terminarán separándose del continente africano para formar uno propio. Según los geólogos, es un proceso que demorará 50 millones de años. La “placa somalí” terminará convertida en un nuevo continente, separándose por completo de su hermana mayor, la “placa Nubia”, gracias a la formación de un nuevo océano.
Algunos científicos no están de acuerdo con estas conclusiones, como el sismólogo keniano Silas Simiyu. Él considera que la fisura de Narok no es una falla volcánica, sino el resultado de las abundantes lluvias que se registraron en esa región del país. “Las capas de tierra se desplomaron a causa de las lluvias y llenaron los canales subterráneos de agua”, considera Simiyu.
Por otro lado, Lucia Pérez Diaz, de la Universidad de Londres, no tiene dudas sobre la naturaleza del fenómeno. La científica del Grupo de Investigación de la Dinámica de Fallas considera que las placas del continente africano ya empezaron a separarse. Y las fisuras que surgieron al este del Gran Valle del Rift serían la prueba de esto.
Nota cortesia de Helli Salvador
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