Es imposible no maravillarse, sorprenderse y aterrarse al mismo tiempo con el trabajo de la japonesaMari Shimizu. Inspirada por el trabajo del fotógrafo Hans Bellmer y explorando temas tan variados como la mitología, religión, muerte y naturaleza; Shimizu logró representar un universo fantástico a través de hermosas muñecas que guardan secretos oscuros y retorcidos en sus entrañas(literalmente).
Estas muñecas de mirada muerta presentan aberturas talladas (generalmente en la caja torácica) que permiten al espectador conocer el funcionamiento interno de estas creaciones inanimadas. Entre todos los temas mencionados previamente que sirven como escenario para estas piezas artísticas prevalece una figura: el conejo.
Los conejos resultan simbólicos por diversas razones, y en la obra de Shimizu quizá el conejo es considerado como un símbolo de la “Tierra” (es precisamente el aspecto terrenal de su existencia lo que permite a este animal mantener la compostura en medio del caos). Además, muchas culturas alrededor del mundo, incluida la japonesa, ven a los conejos como seres “astutos” en diversos cuentos mitológicos y del folclore.
La utilización de las muñecas como vehículos artísticos tan poco convencionales es un recurso muy astuto de la artista.
Estas muñecas articuladas de bolas, confeccionadas casi artesanalmente por la artista originaria de Amakusa, en la provincia de Kumamoto, Japón, están inspiradas en el movimiento del surrealismo(especialmente en el dadaísmo nazi) y en el escandaloso trabajo fotográfico que Hans Bellmer hacía con las muñecas.
“El cuerpo se parece a una frase que parece invitarnos a desmantelarla en todas las letras que la componen, de forma que un verdadero significado siempre nuevo pueda revelarse a través de un interminable flujo de anagramas”, dijo Bellmer, una idea que parece alinearse a la perfección con el enfoque artístico de Mari.