Ciertos acontecimientos se desarrollan de forma tan misteriosa que ni siquiera el más talentoso escritor de suspenso podría haberlos concebido así. Uno de estos casos fue protagonizado por la familia Tromp, cuya vida sería perturbada para siempre tras un simple viaje familiar.
Según la versión de los que llegaron a conocerla, la familia Tromp era muy normal y trabajadora. Mark Tromp, de 51 años, y su cónyuge Jacoba, de 53, son dueños de una enorme propiedad en Silvan, en las inmediaciones de Melbourne, Australia. Al interior de este terreno los Tromp disponían de una enorme mansión, una plantación de grosellas y un negocio de construcción muy exitoso. Sus vecinos los consideraban la típica y excelente familia de clase alta.
El inicio del misterio.
Sin embargo, el día 29 de agosto de 2016, de forma totalmente inesperada, el matrimonio junto con sus tres hijos adultos (Riana de 29 años, Mitchell de 25 y Ella de 22) subieron a uno de sus vehículos con dirección al norte muy por la mañana de ese día lunes. La evidencia posterior mostró que aquello distaba mucho de ser un simple paseo en familia, parecía más una huida a toda prisa. Cuando la policía orientó la investigación al interior de la mansión, los oficiales descubrieron los pasaportes, las tarjetas de crédito y hasta los teléfonos celulares que simplemente fueron olvidados, condiciones que imposibilitaban rastrear a la familia Tromp.
Poco después se supo que Mark y Jacoba habían mostrado señales de una creciente paranoia. Según información publicada por los medios, al menos uno de ellos se había convencido de que alguien intentaba asesinarlos para quedarse con el dinero.
El único teléfono que no se encontró en la residencia pertenecía a Mitchell, que lo llevó a escondidas de su familia. Más tarde declaró que lo había llevado para garantizar que todos estuvieran a salvo, pero que sus padres se hacían cada vez más delirantes y difíciles de controlar a causa de esto.
A unos 30 kilómetros de su residencia lo obligaron a arrojar el teléfono por la ventana del auto. Aparentemente, los Tromp estaban convencidos de que el teléfono celular de su hijo estaba siendo utilizado para rastrearlos. El camino los condujo hacia el norte a las Cuevas Jenolan, en las Montañas Azules de Nueva Gales del Sur. La familia viajó a bordo de una SUV Peugeot propiedad de Ella durante ese primer día hasta que llegaron a la ciudad de Bathurst, en Nueva Gales del Sur, a unos 780 km de distancia. El día 30 de agosto a las 07:00 del día martes Mitchell abandonó a su familia y huyó.
Una familia se desintegra.
Más tarde ese mismo día martes, los Tromp que restaban se dirigieron al este de Bathurst a un sitio popular entre los turistas, conocido como las Cuevas Jenolan. Fue allí que Riana y Ella tomaron la decisión de escapar como su hermano y dejar a sus padres solos.
Las dos hermanas se dirigieron hacia el sur hasta la ciudad de Goulburn, donde informaron que sus padres habían desaparecido. La historia llamó la atención de los medios y cada vez más australianos empezaron a cuestionarse cómo una familia pudo desintegrarse de esa forma en lo que aparentaba ser un simple viaje de descanso. Los sitios por donde pasaron los Tromp no eran puntos remotos. Durante todo el recorrido se mantuvieron cerca de las grandes ciudades.
En Goulburn, Riana y Ella decidieron separarse en una estación de gasolina, Ella dijo que iría a casa para alimentar a sus caballos. Ella se convirtió en la primera Tromp en ser localizada cuando llegó a la granja de la familia la noche del martes y se encontró con la policía. Mitchell llegaría a casa el día 31 de agosto por la mañana tras tomar varios trenes.
Mientras Mitchell y Ella no parecían haber sufrido un trauma psicológico por la situación, no podía decirse lo mismo de Riana. En Goulburn se subió a la parte trasera de un vehículo utilitario y el conductor no la descubrió sino hasta una hora después de haber conducido. El sujeto encontró a Riana en lo que describió como un estado catatónico, diciendo que no sabía cómo se llamaba ni donde estaba.
Atrápame si puedes.
Este fue el camino que recorrió la familia.
1 – En Silvan la familia abandona su residencia el día 29 de agosto.
2 – En Warburton, a 30 kilómetros, Mitchell se deshace de su teléfono celular.
3 – En Bathurst, Mitchell abandona a su familia el día martes 30 de agosto.
4 – Riana y Ella abandonan a sus padres en las Cuevas Jenolan, roban un auto y se dirigen a Goulburn.
5 – En Wangaratta se sospecha de un avistamiento de Mark el día miércoles 31 de agosto.
6 – En Yass, Jacoba Tromp es localizada deambulando por las calles el día jueves 1 de septiembre.
7 – En Wangaratta, Mark Tromp es localizado en las inmediaciones del aeropuerto el día 3 de septiembre.
Riana fue conducida al hospital de Goulburn donde permaneció una temporada bajo observación psiquiátrica. La policía dijo que no se levantaron cargos en su contra por el robo del vehículo debido a su estado de salud mental. Sin embargo, a Ella sí la acusaron del robo del automóvil.
A medida que el interés de los medios se acumulaba, inició la búsqueda por el resto de los Tromp, Mark y Jacoba dejarían las Cuevas Jenolan juntos y regresarían a Melbourne. Un día después, el jueves 1 de septiembre, 600 km al sur de la ciudad de Wangaratta, la pareja también se separó. Jacoba se dirigió al norte, por motivos que aún son un misterio, y la localizaron al día siguiente a 350 km de distancia en Yass, vagando en un estado de paranoia.
La llevaron al hospital de la ciudad y más tarde fue dirigida a Goulburn, para que se quedara con Riana, pues ambas requerían de un tratamiento psiquiátrico.
Mark se había quedado en Wangaratta. Después de asediar a una joven pareja lo vieron huyendo a toda prisa en el Peugeot de Ella. La policía también empezó a investigar una serie de invasiones en la ciudad, incluido un motel, aunque no quedó claro si tuvo que ver con el señor Tromp.
El regreso de los Tromp.
De regreso en Silvan, Mitchell y Ella hicieron una motiva aparición en los medios, diciendo que estaban perplejos por el comportamiento “paranoico” de sus progenitores.
“Jamás vi a alguien comportarse de esa forma, solo quiero que localicen a mi padre”, dijo Mitchell. “Él no es peligroso, es mi amigo, mi padre. Y lo amo”.
La última pieza de este rompecabezas familiar fue localizada el día 3 de septiembre, seis días después de iniciado el caso, cuando Mark Tromp fue visto al lado de una carretera cerca del aeropuerto de Wangaratta. La policía lo interrogó y un oficial de salud mental le hizo una evaluación. Finalmente lo pusieron en libertad y lo entregaron a su hermano policía. Mientras salía de la comisaría mostraba el dedo medio a todos los fotógrafos de los medios.
Más tarde ofreció una declaración más respetuosa, solicitando disculpas por “el dolor y la preocupación causada por estos eventos”. Se hizo cargo de los gastos hospitalarios de su familia que en un principio habían sido cubiertos por la preocupada comunidad. Un detective de Silvan lo describió como “el caso más extraño que he visto en 30 años”.
Existen algunas hipótesis de que este viaje repentino fue provocado por una condición psicológica conocida como “folie a deux”, básicamente una histeria colectiva.
Comportamiento inimaginable.
Mark Knight, un sargento de la localidad que conoce a la familia desde hace tiempo, declaró que no tenían problemas de salud mental. No había evidencia alguna del uso de narcóticos, como lo sugerían algunas teorías de los medios de comunicación, y la familia tampoco pertenecía a grupo religioso alguno.
“Simplemente se trató de un colapso mental enorme, estoy seguro de eso”, dijo el sargento Knight.
“Jamás vi algo parecido. Es muy difícil de explicar o relatar, pero simplemente temían por sus vidas y, por eso, decidieron huir”, dijo Mitchell. “Fue una acumulación de problemas diarios – solo estrés – que lentamente empeoró con el paso de los días”.
Mientras algunos creen que la familia pudo haber sido afectada por los productos químicos usados en su granja, los medios de comunicación dijeron que la policía investigaba la posibilidad de que se tratara de un delirio colectivo o “folie a deux”
Folie a deux.
El término en francés significa “locura de dos” y define una rarísima condición psicológica que acontece casi exclusivamente en núcleos familiares muy unidos. Originalmente se acuñó para relatar el caso de una pareja francesa del siglo XIX que empezó a mostrar comportamientos paranoicos y delirantes. Aunque los médicos fueron incapaces de determinar los motivos que los llevaron a ese estado psicótico, quedaba claro que habían caído en un ciclo donde uno reforzaba el delirio del otro.
Sin embargo, las razones para el colapso mental de los Tromp jamás serán conocidas. Hay incontables teorías en el caso: problemas financieros, uso de drogas psicoactivas, envenenamiento por herbicidas usados en su granja, persecución de cultos religiosos y problemas mentales han sido algunos de los candidatos elegidos para intentar explicar el caso, pero la mayoría han sido desmentidos por la policía.