Finalmente
se dio a conocer la identidad del cazador furtivo que terminó con la vida de
Cecil, el león más famoso y querido de África, quien fue ultimado a las afueras
de una reserva en Zimbabue. Se trata de Walter James Palmer, un dentista de
Minneapolis que tiene como pasatiempo preferido el uso del arco y flecha.
Palmer se dijo arrepentido de haber
cazado a Cecil, el león
de melena negra estrella del Parque Nacional Hwange, hace una
semanas.
El acaudalado cazador aseguró haber contratado servicios
profesionales y que no
sospechaba que hubiera algo ilegal, pues la empresa con la que se
puso en contacto le garantizó contar con todos los permisos legales para operar.
Las autoridades locales imputaron a Palmer cargos por caza furtiva,
mientras que arrestaron a dos
personas originarias del país por su complicidad en la muerte de
Cecil.
“No tenía idea de que el león que tomé era un ejemplar conocido y apreciado
por los lugareños, que tenía collar y que era parte de un estudio hasta el
final de la cacería. Confíe en la
experiencia de mis guías profesionales para asegurarme que la caza
era legal”, declaró Palmer en un comunicado.
Palmer, quien pagó 50 mil
dólares por el safari en Zimbabue, ha estado en otras ocasiones
bajo la lupa por sus prácticas. En 2009
fue entrevistado por el New York Times por cazar a un alce, y en
2006 cazó a un oso negro en
Wisconsin, al parecer en terrenos de un área de conservación.
Johnny Rodrigues, ambientalista que denunció el
caso a principios de julio, relató que empleados de la empresa de safaris atrajeron con una carnada a Cecil, para así
llevarlo del Parque Nacional a terrenos privados, donde luego fue herido
por Palmer con una flecha. El león logró escapar, y el cazador estadounidense lo persiguió por casi 40 horas, luego
de lo cual mató con un rifle de alto poder, fue encontrado decapitado y
despellejado.
De Acuerdo con Rodrigues, al darse cuenta de que el león tenía un equipo de
localización satelital, intentaron destruirlo.
Hace días se corrió la versión de que un turista español había sido el culpable de la muerte de Cecil,
historia que ahora se desmiente con la confesión del cazador estadounidense.