A menudo, las creencias religiosas inspiran a sus fieles en la adopción de una vida monástica. Es decir, vivir el resto de sus vidas en un monasterio o convento. Dicho acto tiene como propósito que el individuo se dedique de lleno a la religión, oración y comunidad. Es un estilo de vida cuya principal característica es el aislamiento social.
Aunque la práctica monástica comúnmente se asocia a las comunidades cristianas, otras religiones, incluyendo al budismo, taoísmo y jainismo, tienen adeptos que eligen aislarse del resto. Obviamente, cada comunidad es diferente en lo que respecta al nivel de aislamiento del mundo exterior. Por ejemplo, en algunos monasterios los grupos de turistas pueden hasta hospedarse, pero otros prefieren cerrar sus puertas a los curiosos.Un grupo de monjes que prefiere vivir en completa paz habita un escarpado risco en la costa griega. Según la UNESCO, el Monte Athos alberga una veintena de monasterios con una historia milenaria. En este idílico lugar, monjes cristianos de varias estirpes viven en completo aislamiento. Es precisamente allí donde transcurrió la vida de Mihailo Tolotos, el monje que jamás conoció a una mujer.
Las mujeres están prohibidas en Monte Athos.
En Grecia, pocos lugares son más ideales para construir un monasterio que el Monte Athos, especialmente si lo que se desea es privacidad. Se encuentra en una región apartada del país y los monasterios que lo adornan, según la UNESCO, se construyeron hace cientos de años sobre laderas increíblemente altas. De hecho, en esta región griega es posible encontrar monasterios ortodoxos orientales, incluyendo los búlgaros, rusos y serbios además de los griegos.
Los monjes que habitan estos monasterios mantienen una estricta política que los obliga a mantener las mujeres alejadas. Así como a cualquier otro forastero. La única forma en que una mujer puede conocer el Monte Athos es desde una embarcación, a cientos de metros de distancia. Se sabe que no se les permite acercarse a más de 500 metros de la costa.
Además, un documento legal promulgado hace mil años estipula que ninguna hembra, de la especie que sea, está permitida allí. El texto no hace un énfasis en las hembras humanas, principalmente porque en la época se redactó no se permitían mujeres en los monasterios. Es en uno de estos monasterios que terminó un joven huérfano que, probablemente, nunca vio a una mujer.
Mihailo Tolotos.
Formalmente, los niños tampoco están permitidos en el Monte Athos. Pero, un grupo de monjes en la península aprendió alrededor de 1856 que circunstancias desesperadas requieren medidas desesperadas. En un artículo de 1938 publicado por el periódico Edinburg Daily Courier, se narra la historia de Mihailo Tolotos. De recién nacido, alguien lo llevó hasta los escalones del monasterio y lo dejó allí. Supuestamente, su madre murió poco después del parto y no había familiar alguno que lo cuidara.
Los monjes decidieron adoptarlo, aunque eso implicaba romper las reglas. Con excepción de su madre, que lo dejó huérfanos poco después de traerlo al mundo, y quizás una mujer que tuvo piedad de él cuando aún era bebé, Mihailo Tolotos pasó los próximos 82 años de su vida sin ver a una mujer en el Monte Athos. Tal vez su única idea sobre la apariencia de una hembra humana provenía de las representaciones de la Virgen María en la iconografía del monasterio.
Todavía no se permite la entrada a mujeres y niños en los monasterios del Monte Athos. Además, parece posible que Tolotos sea el primer, último y único hombre (conocido) en vivir sin nunca conocer a una mujer. Y es que, generalmente, los bebés no deciden adoptar la vida monástica apenas salen del vientre de sus madres.
Nota cortesia del Ige Beto, el satiro de watsap
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