Quizá te parezca lindo que la enorme, húmeda y babosa lengua de tu perro emerja de sus mandíbulas caninas para lamer cariñosamente todo tu rostro. ¿Y si te dijera que hay algo muy siniestro en este acto?
Tranquilo, no quiero decir que tu amado Bobby está tratando de asesinarte ni nada conspiranoico. Tu pequeño (o gran) amigo peludo realmente te está dando una muestra de afecto. Pero no podríamos decir lo mismo de las diversas colonias de bacterias que viven en su hocico. ¿Has escuchado eso de que la boca de un perro está más limpia que la de un humano? Pues no es más que un mito.
El médico veterinario Marty Becker, autor de “Chicken Soup for the Dog Lover’s Soul” (Sopa de pollo para el alma del amante de los perros, en traducción libre), lo explica de una forma entendible para todo mundo cuando dice: “todo lo que tienes que hacer es ver, oler y te darás cuenta que no es verdad”.
Estos animales hurgan entre la basura. Cuando los humanos saludamos, lo máximo a lo que podemos llegar es a una beso en la mejilla. Cuando un perro saluda a otro perro, suele ir a oler su parte trasera y no es raro que en el proceso se produzca uno que otro contacto boca-trasero.
John Oxford, profesor de virología y bacteriología en la Universidad Queen Mary de Londres, se explayó un poco más sobre la gigantesca cantidad de bacterias que el hocico y la nariz de tu perro pueden contener.
“No son solo las que porta en la saliva. Los perros pasan la mitad de su vida con las narices metidas en esquinas asquerosas o inspeccionando excrementos de otros perros, por lo que sus hocicos están repletos de bacterias, virus y gérmenes de toda clase”.
Esos virus y bacterias pueden provocar enfermedades realmente perjudiciales para la salud humana, así lo constató una mujer del Reino Unido. Contrajo una infección por la saliva de un galgo italiano de su propiedad. Ni siquiera supo que algo andaba mal con ella hasta que se vio hablando por teléfono con un familiar y empezó a notar dificultad en el habla.
Para el momento en que los paramédicos llegaron a su casa, la mujer ya estaba tendida en una silla, con su salud degradándose muy velozmente. Tras dos semanas de terapia intensiva y un montón de antibióticos logró salir con vida del episodio.
El análisis sanguíneo reveló que la infección se debía a la bacteria Capnocytophaga canimorsus, comúnmente encontradas en la boca de perros y gatos. Y no es un evento aislado, se han registrado 13 casos similares en el Reino Unido.
Además, no es la única infección que Bobby puede transmitirte a través de sus besos.
También están las infecciones por tiña.
Una infección por tiña (dermatofitosis) es una enfermedad fácilmente transmisible por tu amigo canino, sobre todo si te la pasas besándolo. Si el hongo que produce la tiña se encuentra alrededor de su boca y empieza una sesión de besos, ¡bam! Ahora también eres portador de sus deliciosos hongos.
SARM, ¿alguien gusta?
SARM son siglas para infecciones por estafilococo aureus resistente a la meticiclina. En los humanos pueden provocar lesiones tan antiestéticas como la de la imagen superior, y se generan por algo tan inocente como dejar que tu perro te dé una lamidas.
Los perros pueden portar esta bacteria con pocos efectos adversos en su salud, pero cuando la transmite a un humano a través del contacto… hay malas noticias. Este tipo de bacteria es resistente a la mayoría de los antibióticos comunes.
Estafilococo áureo.
Una infección por Staphylococcus aureus es parecida a la SARM. La provoca una bacteria similar (que puede encontrarse en la boca de Bobby) pero no es tan resistente al tratamiento. Es decir, no te vas a morir, pero si tenías planeado tomarte unas selfies, lo mejor será posponerlo. Aunque viéndole el lado positivo, ya no necesitarás mascara para Halloween.
Capnocytophaga canimorsus.
Esta enfermedad es realmente grave. ¿Qué tan grave? Bueno, date cuenta que te estoy preparando con algo de texto antes de soltarte la imagen. El médico de este hombre que ven en la fotografía le informó que tenía una enfermedad causada por la Capnocytophaga canimorsus, misma que llegó a su organismo por qué un perro le lamió una herida abierta.
Sus pies estaban mucho peor, al grado que tuvieron que amputarle uno.
Probablemente tu perro nunca te transmita una enfermedad que te deje las extremidades inutilizables y el rostro deformando, pero pregúntate: ¿le darías la oportunidad? De verdad, hay que evitar ese mal hábito de permitir que los perros nos den “besos”.