En medio de la agitación del siglo XII, los habitantes de la provincia de Fujian, en China, se dieron cuenta que sus hogares tradicionales no les ofrecían suficiente protección antes los conflictos civiles y los constantes ataques de bandidos armados que asolaban la región desde hacía siglos. Tras reunirse para discutir una solución al problema, las familias de la localidad decidieron proteger su comunidad con algo más directo: un tulou, que ofrecería resguardo tanto a sus bienes como a sus vidas en esta zona montañosa en la costa sudeste de China.
– jijis
Como muchos otros buenos conceptos, la idea de levantar grandes edificios fortificados cerrados ya había surgido mucho tiempo antes. Así, el avance de la tecnología en las comunidades permitió la creación de un espacio seguro, rodeado por muros gruesos de hasta cinco metros de altura.
Además de las áreas comunales, muchos tulous tienen comodidades para apoyar y sustentar a toda la población local: bodegas, pozos de agua y salas de reuniones. De hecho, los tulous evolucionaron rápidamente para convertirse en pequeñas ciudades fortificadas.
– wisze
Las paredes del tulou se hacían con los materiales más abundantes en la zona y llegaban a tener hasta dos metros de espesor. En el método de edificación se utilizaban paredes internas y externas, cuyos espacios de separación eran posteriormente rellenados. Con la finalidad de maximizar la resistencia de los muros, los habitantes usaron una mezcla de materiales: roca, madera, bambú y cualquier otra cosa que pudiera compactarse para reforzar la estructura. Estas paredes eran lo suficientemente fuertes como para proteger a sus habitantes de disparos de cañón.
– Larique
Casi todos los tulous presentan una estructura circular o rectangular. También son a prueba de viento y están muy bien ventilados: los tulous son un oasis de frescura en los meses calientes del verano y el aislamiento que ofrecen sus paredes hace que retengan el calor durante el invierno.
Además, una ventaja inesperada apareció con estas enormes estructuras. Aunque nadie lo haya planeado, los tulous son resistente a los grandes sismos, lo que explica que todavía se encuentren de pie.
Las ciudades fortificadas tienen cierto número de entradas, pero como los tulous fueron diseñados para algunas decenas de personas, cuentan con un único portón de madera, que está reforzado con chapas de hierro. Una característica de protección adicional es el conjunto de ventanas alrededor del piso superior de cada tulou desde donde podían disparar flechas o, tiempo después, armas de fuego.
Este sistema de defensa probó tan bien su efectividad que un total de 46 localidades adoptaron este estilo arquitectónico fortificado. Convirtiéndose, colectivamente, en Patrimonio Mundial por la UNESCO en el 2008. Aunque a veces le llaman Hakka Tulou, recientemente se estandarizó el nombre como Fujian Tulo. Los tulous fueron (y son) usados por los distintos pueblos en esta parte de China.
Aunque muchos residentes de los tulous se mudaron a casas más modernas en busca de trabajo en las grandes ciudades a lo largo de la costa China, muchas familias aún conservan los derechos de propiedad de sus antiguas casas. Regularmente vuelven a estos lugares para las reuniones o festividades, lo que probablemente garantice la supervivencia de esta forma arquitectónica durante muchos años más.
– Fon Zhou
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– ynwa2005
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