Unas antiguas ruinas de una iglesia bizantina en la localidad de Demre, Turquía resguardan lo que se cree es la tumba original de San Nicolás, el obispo del siglo IV cuyo nombre sirvió de inspiración para el mito de Santa Claus o Papá Noel.
Los actos milagrosos y caritativos de San Nicolás fueron ampliamente difundidos en su época. Se dice que solía hacer donaciones anónimas de monedas de oro a familias pobres con el objetivo de salvar a sus hijas de una vida de esclavitud y prostitución. Una tradición medieval se alimentó de esta historia, conduciendo a la entrega de regalos en la víspera de San Nicolás el día 5 de diciembre.
En otra leyenda, un carnicero solía atraer pequeños a su casa para asesinarlos, cortarlos en trozos y venderlos en grandes sacos como comida durante una época de hambruna. Cuando un ángel comunicó a San Nicolás que se estaban llevando a cabo estas atrocidades, el obispo se apareció en la casa del carnicero justo a tiempo para salvar la vida de tres pequeños que estaban listos para servir como alimento.
Aunque su nombre jamás se incluyó en los registros, la historia asegura que el bondadoso obispo fue asistente del Concilio de Nicea en el año 325. Aparentemente lo expulsaron después que abofeteó al hereje Arrio.
Tras su muerte, generalmente aceptada el día 6 de diciembre de algún año entre el 330 y 352, San Nicolás fue enterrado en la misma iglesia donde sirvió, en un lugar que entonces se llamaba Myra (por eso se le conoce como San Nicolás de Myra). Se hizo conocido como el santo patrón de los ladrones, los marineros, los viajeros y los niños. Los cristianos hacían peregrinaciones de diversos puntos para visitar su tumba.
En 1087 su sarcófago fue abierto por la fuerza, sus restos fueron hurtados por unos mercaderes italianos tras el ataque de invasores musulmanes que damnificaron la iglesia. Los ladrones llevaron sus huesos hasta la catedral de Bari (por esto motivo también lo llaman San Nicolás de Bari), Italia, donde creían que estarían a salvo.
Actualmente las reliquias de San Nicolás están en exhibición. Parte de una mandíbula y algunos pequeños huesos están a la vista del público en la Basílica de San Nicola en Bari. Un líquido aceitoso que brota del lugar conocido como Maná di S. Nicola o santa maná, se dice que proviene de él. Es muy apreciado por sus supuestas propiedades medicinales, y es extraído con una ceremonia una vez al año cada 9 de mayo.
Aunque tristemente nuestras tradiciones navideñas están desprovistas de canibalismo y prostitutas, las leyendas en torno a San Nicolás aún forman parte de nuestras vacaciones casi 1700 años después.
Nota: el nombre de Santa Claus se derivó de Sinterklaas, el nombre holandés de San Nicolás.