Kelsey Reynolds, una joven estadounidense que no teniendo algo mejor que hacer, se dedicaba a enviar mensajes discriminatorios contra los hombres negros, haciendo gala de su "belleza".
“Jamas tendré sexo con un negro” y “Honestamente, creo que los negros son tontos, que vuelvan a la jungla”, son algunos de los comentarios que la chica hizo. Pero eso no fue todo, la cereza del pastel se convirtió en un hecho viral cuando Kelsey publicó una foto suya acompañada de la siguiente frase:“Lo siento negros, solo los blancos pueden hacerse cargo de esto”. Así o más segura.
Ante la situación, un afroamericano llamado Jamz le contestó
“En nombre de los negros, afirmo que todos apoyamos de corazón tu decisión”.
Sin embargo, esto no entristeció para nada a la mujer, quien debe tener kilos y kilos de autoestima, por lo que un usuario blanco, Ameri King, aportó la siguiente reflexión:
“En nombre de los blancos, admiramos de verdad tu refinamiento. A pesar de eso, declinamos tu ofrecimiento y esperamos que los mexicanos se hagan cargo de esto, por bien del equipo”.
Y, como era de esperarse, un mexicano continúo con la broma:
“De parte de los mexicanos, he de decir que hay trabajos que no podemos hacer. Puede que un asiático se encargue mejor”.
Nick McCullum, quien a pesar de tener un apellido escocés, tiene rasgos asiáticos, declinó la oferta:
“En nombre de la cultura asiática, declinamos este generoso acto. Así como practicamos la aritmética, tocar el piano, las artes ninja voladoras, puede que los musulmanes tengan la respuesta que buscas”.
Y, aunque nos hubiera gustado que la cadena continuara, el asunto se terminó gracias a la tajante respuesta de un musulmán:
“De parte de todos los musulmanes, vamos a tener que declinar la oferta por una sencilla razón: no comemos cerdo”.
El hashtag "#kelseyreynolds" se convirtió en tendencia rápidamente y millones de comentarios acerca de la chica inundan las redes sociales.
Bueno es entendible lo que dice la gorda, muchos en America pensamos que los niggers deben de ser regresados a Africa de donde nunca debieron salir jojojo