El juguete sexual nació cuando Mortimer inventó una máquina eléctrica con forma fálica que podía introducirse en la cavidad vaginal sin lastimarla.
Hablar del dildo y los consoladores no es un tema actual, pues su origen se deriva de la prehistoria, cuando se fabricaban falos de diversos materiales. La sexualidad siempre ha estado presente, quizá antes con más naturalidad que ahora.
Sin embargo, el vibrador (nuestro amante secreto) tiene sus inicios en la conservadora época victoriana en la Inglaterra de 1880. El primero apareció como un herramienta terapéutica para atender la "histeria" femenina.
Enfermedad diagnosticada a mediados del siglo XIX, fue descrita por Platón e Hipócrates en un mito griego en el que el útero es un órgano que no está estático, sino que deambula por el cuerpo de la mujer, causando males a la víctima cuando llega al pecho.
El inicio:
Precisamente en la época victoriana, una de cada cuatro mujeres padecía algún tipo de histeria. Ataques de llanto y risa, pesadez, abdominal, insomnio, desfallecimientos, dolor de cabeza y de cuerpo, espasmos musculares, parálisis y hasta ceguera en el peor de los casos, los síntomas eran diversos en cada una.
Para tratar este padecimiento, exclusiva de los cuerpos femeninos, los médicos eran asistidos por una comadrona que se aplicaba un aceite en los dedos para estimular la zona genital de la histérica hasta llevarla al clímax y provocar un paroxismo histérico, que no era otra cosa más que un orgasmo.
Sí, las mujeres se curaban con tan sólo dejar fluir la tensión sexual. Sin embargo, la tarea de realizar el masaje pélvico, que algunas veces duraba horas, se volvía cansada y agotadora para los doctores. Por ello, en 1880 Joseph Mortimer Granville dio con la solución al problema.
El juguete sexual por excelencia nació cuando Mortimer inventó una máquina eléctrica con forma fálica que podía introducirse en la cavidad vaginal sin lastimarla.
El auge:
Con la llegada del siglo XX y el desarrollo de la infraestructura eléctrica, el vibrador femenino se popularizó tanto que su consumo rivalizó con la compra de planchas o aspiradoras.
Tanto fue el éxito del aparato que, en 1918, apreció anunciado en el prestigioso catálogo Sears, junto a máquinas de coser y ventiladores. No había morbo, ni escándalo ante dicha publicidad, pues el vibrador era utilizado por una cuestión de salud.
En la década de los 20, los vibradores protagonizaron películas y fotografías eróticas, lo cual provocó su salida del mercado. En los 70, en medio de la revolución sexual,emergió nuevamente la venta masiva de esta máquina, pero bajo el concepto de juguete sexual.
No podemos vivir sin él:
En 1952, la Asociación Americana de Psiquiatría declaró oficialmente que la histeria femenina no era una enfermedad, sino un mito caduco, aunque esto no evitó que el vibrador pasara a formar parte de la historia sexual femenina.
Actualmente, se crean vibradores de silicona, plástico, látex, y goma, entre otros materiales. Se fabrican de diferentes texturas y tamaños, con un precio que oscila entre los 100 y los 300 pesos, tanto para hombres como para mujeres.