Su currículo no incluye sus grados escolares, es más concreto y específico: fotografías y videos, en poses que incitan al deseo.
La cita fue en una habitación de uno de los tantos hoteles de la Colonia Doctores, ahí reside por hoy. Fresca, abre la puerta. Su atuendo es casual, ropa deportiva, usa el mínimo de maquillaje, únicamente para resaltar el rojo fuego de sus labios.
La mirada tierna se conjuga con su sonrisa inocente, pero bajo esa cara de niña,“Annie” tiene un secreto. Es una actriz porno, pero por si eso no fuera poco es freelance.
Con apenas 22 años busca hacerse de un nombre en la gran industria pornográfica mexicana. Buscó iniciarse en la empresa SexMex, la productora más importante de porno en Latinoamérica, pero al final no se concretó nada. “Aunque una puerta se cerró, eso no me desanima”, dice segura “Annie”.
En esta nueva era digital, ella hace su promoción en su cuenta de Twitter, desde entonces la han buscado diversos productores para que participe en sus filmaciones. Regularmente sube fotografías y videos de carácter erótico para placer y gusto de sus seguidores.
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“Si ya eres conocida”, asegura, "una actriz protagonista gana 10 mil pesos, por un trabajo de cuatro horas, pero si tomas el trabajo como una actriz de reparto, apenas te pagan 3 mil pesos". Ahora tiene la oportunidad de firmar para una productora de Puebla, dondeespera ganar 6 mil pesos por cada producción que realice.
Respecto a las condiciones laborales, asegura que ella puede ser contratada para filmar una cinta y los productores pueden usar ese material hasta por cinco años, venderla en partes o explotar las imágenes durante el tiempo que ellos consideren pertinente. El dinero de esa transacción no llega a las manos de las actrices, ellas firman exclusivamente por el trabajo realizado aproximadamente en cuatro horas, que es lo que puede durar la grabación de una película erótica.
Al cuestionarle sobre las medidas de cuidado, afirma que al momento de realizar una grabación, los productores sencillamente hacen un estudio de enfermedades a los participantes, pero no hay mayor certeza de que no estén infectados con alguna enfermedad de transmisión sexual. Como quien dice, es de buena fe.
Su currículo no incluye sus grados escolares, es más concreto y específico: fotografías y videos, en poses que incitan al deseo. Desnuda sus prejuicios y se despoja de su ropa. Así, busca iniciar su camino en una industria que segundo a segundo demanda nuevos contenidos.
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A principios del 2016 el sitio PornHub reveló que los mexicanos invirtieron al día en promedio 8 minutos y 55 segundos en su red. México ocupa el décimo lugar en consumo a nivel mundial de contenidos pornográficos, aunque no existen cifras realesque puedan permitir un análisis completo del mercado nacional.
Mientras el negocio de la “actuación” empieza a despegar, “Annie” sobrevive entre otras cosas de la realización de sesiones fotográficas eróticas donde llega a cobrar entre mil 500 y 3 mil pesos, dependiendo de las cosas que quieran que haga. Ademáshace shows eróticos, donde puede interactuar con la clientela o con otros edecanes que se contraten. Llegando a ganar hasta 10 mil pesos si realiza lesbian show u otras acciones.
Espera pronto poner una tienda de lencería en línea, con una de sus amigas (también actriz erótica), para así asegurar una entrada más de dinero.
Entre risas confiesa que en los próximos días entrará en el gimnasio para ponerse en forma, pero por el momento su dieta puede incluir un desayuno de frutas hasta carnitas y tacos. Son las ventajas de su metabolismo.
Su mirada se pierde en la vista de los edificios de la Ciudad de México, y asegura que sí confía pronto en convertir su sueño realidad, pues lo que más anhela es salir en alguna de las páginas de la Revista H.
El cuerpo y rostro de “Annie” recuerda esa idea que alguna vez intentó explicar Octavio Paz: “la sexualidad, levanta la llama roja del erotismo y éste, a su vez, sostiene y alza otra llama, azul y trémula: la del amor. Erotismo y amor: la llama doble de la vida”.