Tres robots se encuentran sobre pedestales y extienden sus supuestas manos hacia arriba, portando cada uno de ellos una batuta luminosa. Su tarea: dirigir la Orquesta Sinfónica de Dresde.
El director artístico Markus Rindt quería celebrar el 25º aniversario de la orquesta con un concierto muy especial. "Me interesa mucho la tecnología, me gusta jugar con el desarrollo de este tipo de proyectos", declaró a DW. Y su orquesta sinfónica se embarcó en el proyecto: 16 músicos de viento metal y cuatro percusionistas siguieron las instrucciones de los robots directores. El proyecto fue muy emocionante, pero también muy estresante, dijo un músico, y uno de sus colegas añadió: "Cuando el brazo se detiene y se mueve de una determinada manera, se me pone la piel de gallina".
¿Cómo puede dirigir un robot?
El robot "Franka Emika" es un modelo de tipo "ligero" que puede controlar hasta el último detalle de sus movimientos. Markus Rindt pasó dos años trabajando con Frank Peters, jefe del grupo de investigación en robótica de la Universidad Técnica de Dresde, en la idea de que "Franka Emika" se moviera con sus siete articulaciones como un brazo humano mientras dirige una orquesta.
Al final, Markus Rindt tuvo que echar una mano él mismo, en el sentido más estricto de la palabra. "Pusimos el robot en modo de funcionamiento para que cediera al menor roce", explica Frank Peters a DW. "Markus Rindt tomó entonces el brazo del robot y lo guió, igual que haría con un aprendiz de director de orquesta humano". Los movimientos fueron memorizados por separado para cada robot. Aprendieron a seguir el ritmo y, en ocasiones, a indicar la dinámica.
Cómo componer para un robot
En cuanto al proyecto "Sinfonía Robot", a Markus Rindt le preocupa la vieja cuestión de la interacción entre el hombre y la máquina. ¿Hasta qué punto los robots ayudan a los humanos? Y ¿en qué momento el robot se convierte en un peligro, por ejemplo, cuando interviene en procesos artísticos? "Siento un gran respeto por el peligro que se cierne sobre la música, los compositores y los arreglistas. Por eso no proyecto con inteligencia artificial", dice Markus Rindt, "pero me fascinó la idea de utilizar un robot para ampliar los horizontes musicales”.
Es decir que el proyecto no consiste en sustituir a los humanos por máquinas, sino en componer música especial para un robot que a un director de orquesta le resultaría difícil o imposible de realizar.
La precisión de los robots abre nuevos horizontes
Por encargo de la Orquesta Sinfónica de Dresde, siempre abierta a la nueva música, Wieland Reissmann ha compuesto la pieza "#Kreuzknoten" (nudo cruzado). En la pieza se utilizan dos robots. Cada uno de ellos dirige un grupo orquestal. Uno empieza despacio y se acelera, el otro empieza rápido y se ralentiza. En el medio, en el "nudo", tocan el mismo tempo durante un rato.
La composición encargada a Andreas Gundlach "Semiconductor's Masterpiece" (Obra maestra del semiconductor), en la que se utilizan los tres brazos robóticos, también juega con diferentes tiempos y ritmos que se contraponen. "Es precisamente esta secuencia alternante de asincronía, que los robots toquen diferentes tempos y compases, pero que luego puedan tocar sincronizados de nuevo en el momento preciso deseado, lo que dos o tres directores no pueden conseguir", afirma Frank Peters. Este nivel de precisión aún no se ha alcanzado en la música. Para Frank Peters y Markus Rindt, un logro.
El director de orquesta sigue siendo insustituible
Sin embargo, la orquesta no pudo prescindir de un director de carne y hueso en el concierto de aniversario. La música compuesta para robots es muy compleja, afirma el director noruego Magnus Loddgard. "Se necesita el trabajo de ensayo para orientarse, para saber a qué brazo debo mirar como músico". Al fin y al cabo, el robot no tiene ojos para ver lo que ocurre en la orquesta y no puede hablar ni explicar las cosas, dice Loddgard en entrevista con DW.
No sólo ha discutido las piezas del robot con la orquesta, sino que también ha dirigido obras que no fueron escritas para robots, pero que juegan con las nuevas tecnologías.
¿Y qué le pareció al público esta inusual actuación? "Fue fascinante, pero por supuesto no se puede comparar con un director de orquesta humano, cuyo rostro muestra emoción", dice un miembro del público, mientras que otro resume: "A veces daba bastante miedo. Sobre todo cuando los robots se inclinaron al final". Los niños en el teatro definitivamente se divirtieron mucho.
DW retransmitió el concierto de aniversario de la Orquesta Sinfónica de Dresde.
(gg/cp)
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