miércoles, 26 de junio de 2024

Ruinas de la Antigua Roma contienen cristales fotónicos


 Recientemente, un equipo de científicos hizo un descubrimiento notable al desenterrar fragmentos de vidrio en sitios arqueológicos de la Antigua Roma. Estos fragmentos, que en su momento formaron parte de recipientes de vidrio romanos, no solo cautivaron a los investigadores por su belleza visual. También revelaron un potencial tecnológico sorprendente.

Ruinas de la Antigua Roma contienen cristales fotonicos.

A lo largo de los siglos, estos fragmentos de vidrio se revistieron con una sustancia peculiar. Resultado de la exposición prolongada a minerales presentes en el suelo, fluctuaciones de temperatura ambiental y otras condiciones naturales. Sin embargo, lo que otrora se valoraba principalmente por su estética en la joyería comenzó a llamar la atención de los científicos por una razón diferente.

Cristales fotónicos en ruinas romanas.

Fiorenzo Omenetto y Giulia Guidetti, profesores de la Universidad Tufts, lideraron un equipo de investigadores que realizó un análisis detallado de estos fragmentos de vidrio, que datan de 100 a.C. a 100 d.C. y probablemente tienen origen en las arenas de Egipto. Sorprendentemente, este análisis reveló que estos fragmentos de vidrio experimentaron una reorganización molecular a lo largo de los milenios, transformándose en cristales fotónicos.

Los cristales fotónicos son nanoestructuras con arreglos atómicos altamente organizados, capaces de influir en cómo se filtra y refleja la luz, creando efectos ópticos únicos. Estas estructuras se encuentran naturalmente en varios animales que exhiben características iridiscentes. Además, los científicos ya han replicado artificialmente estos cristales para su uso en tecnologías avanzadas. Incluyendo interruptores ópticos, dispositivos de comunicación, láseres e incluso tecnología de invisibilidad.



El descubrimiento de cristales fotónicos en fragmentos de vidrio de la Roma Antigua representa una sorpresa notable para la comunidad científica. Uno de los fragmentos, conocido como “Vidrio Wow”, y originario de las proximidades de Aquilea, Italia, se identificó como un ejemplo de componente nanofotónico. Para comprender en detalle la composición estructural y la constitución elemental del vidrio, los investigadores emplearon microscopía electrónica de barrido, que reveló una fina capa de óxido dorado y reflectante.

La obra del tiempo.

Esta capa es el resultado de las llamadas “pilas de Bragg“, que consisten en estructuras en capas de silicio con densidades variables. El proceso de formación de estas estructuras es, probablemente, el resultado de un ciclo de corrosión y reconstrucción, influenciado por minerales del suelo, agua de lluvia y otros factores ambientales. Este ciclo gradualmente condujo a la disposición ordenada de cientos de capas de material cristalino.

Este descubrimiento arroja luz sobre el avanzado conocimiento tecnológico de los antiguos romanos y su capacidad para manipular materiales de formas que solo ahora comenzamos a comprender completamente. Además, abre puertas para la aplicación de los cristales fotónicos en nuestra tecnología contemporánea, revelando un fascinante vínculo entre el pasado y el futuro.


Nota Cortesia de Doña Naturella


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