Recientemente, el Ministerio de Seguridad del Estado de China despertó un enorme interés internacional al insinuar la posibilidad de que ya existan armas genéticas. Tales recursos de combate, según una publicación oficial en la cuenta de WeChat del Ministerio, serían desarrollados por naciones no identificadas. Con objetivos biológicos que apuntan a genes humanos específicos. Efectivamente, estas declaraciones sugieren que dichas armas biológicas podrían estar destinados a los genes de la población china.
China advierte que cierto pais desarrolla armas geneticas1
La teoría de las armas genéticas implicaría una tecnología capaz de distinguir entre individuos a partir de las sutiles diferencias genéticas presentes entre los grupos étnicos que habitan la Tierra. Sin embargo, la comunidad científica recibió esta noticia con escepticismo. Pues la mayoría considera poco probable el desarrollo de armas genéticas debido a las significativas similitudes genéticas entre las personas. Tachando estos argumentos de “teorías de conspiración” o “métodos de disuasión irrelevantes”.
La viabilidad de las armas genéticas.
Cabe destacar que no es la primera vez que el gobierno de un país habla de armas biológicas basadas en genes. En el pasado, tanto en la escena política estadounidense como en algunos círculos rusos, se lanzaron acusaciones similares relacionadas con el desarrollo de armas biológicas étnicas. De hecho, lo dicho por los chinos parece hacer eco en las acusaciones del candidato presidencial estadounidense Robert F. Kennedy Jr. Quien acusó al gobierno de los Estados Unidos y Ucrania de desarrollar armas biológicas étnicas.
A pesar de ello, la comunidad científica considera que, aunque ciertos agentes farmacológicos pueden funcionar con mayor eficacia en determinados grupos étnicos, las armas que discriminan según la genética son altamente improbables. El objetivo principal de estas armas, los marcadores genéticos, no son lo suficientemente consistentes entre las etnias humanas como para utilizarse con eficacia.
En este contexto, el James Martin Centre for Nonproliferation Studies señala que, aunque los avances en secuenciación de ADN y datos genéticos pueden conducir a la identificación de objetivos más precisos, aún existen muchos desafíos técnicos.
La ciencia al servicio de la destrucción.
Entre los que destacan el riesgo de ataques no intencionales y la incertidumbre de cómo se comportaría tal arma fuera de un entorno de laboratorio controlado. Otra cuestión relevante se encuentra en la Convención sobre Armas Biológicas, ratificada por China, Rusia y Estados Unidos. Un acuerdo que visa la prohibición sobre el desarrollo y uso de armas biológicas. Pero la vaguedad en la definición de “arma biológica” podría autorizar las investigaciones en este campo.
El Ministerio de Seguridad del Estado de China enfatiza las graves consecuencias que tendría el uso armas genéticas. Refiriéndolas como las “más clandestinas, engañosas, fáciles de dispersar y dañinas a largo plazo”, pudiendo traer consecuencias desastrosas en caso de un conflicto. La veracidad y existencia de estas armas, no obstante, siguen siendo temas de debate.
Nota cortesia de Palurdotl
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