La expresión “loco como un sombrerero” (mad as a hatter, en inglés) se remontan a mucho antes de que Lewis Carroll creara al célebre personaje del Sombrerero Loco en “Alicia en el país de las maravillas”. De hecho, los registros históricos apuntan a que el dicho surgió en Inglaterra en la década de 1820, cuarenta años antes de que Carroll publicara su obra maestra. El autor dio vida a esta expresión al personificarla en el hombre que invita a Alicia a tomar el té.
Pero, ¿cómo es que los fabricantes de sombreros terminaron asociados con la locura? Una de las teorías sugiere que la palabra “Sombrerero” no se refería únicamente al oficio de fabricar sombreros. Sino que era una derivación del verbo “hatter”, que podía entenderse como “perturbar” o “volverse loco”. Aunque, otras hipótesis buscan la etimología de la palabra en diferentes idiomas y expresiones antiguas.Enfermedad del Sombrerero Loco y envenenamiento por mercurio.
Sin embargo, existe una gran probabilidad de que el dicho original se refiera a los sombrereros ingleses de los siglos XVIII y XIX. Artesanos que muy a menudo exhibían comportamientos extravagantes. En ese lapso, los sombrereros emplearon nitrato de mercurio para pegar y tratar el pelaje de animal empleado en la confección de los sombreros.
A grandes rasgos, el proceso consistía en retirar el pelaje de animales pequeños, especialmente de conejos, para agruparlos y formar una especie de fieltro. Como el resultado era muy áspero, empleaban una sustancia naranja que contenía nitrato de mercurio. A continuación, sumergían el fieltro en agua caliente y procedían a secarlo. Apodaron a la técnica “carroting” (derivado de la palabra “zanahoria”), debido al color del compuesto utilizado.
Como los talleres de los sombrereros solían ser sitios cerrados, terminaban inhalando vapores de mercurio liberados en el proceso de fabricación. Con el tiempo, el metal se acumulaba en sus cuerpos y les provocaba intoxicación por mercurio.
Eretismo.
En el siglo XVII, la industria sombrerera francesa introdujo el nitrato de mercurio en la fabricación del accesorio. Eventualmente, los artesanos ingleses adoptaron la técnica pese a que los riesgos de contaminación por mercurio ya se conocían. De hecho, jamás se preocuparon de utilizar equipo adecuado durante el carroting. Como resultado de esta exposición continua al mercurio, era común que los sombrereros presentaran síntomas como temblores, timidez, irritabilidad, habla arrastrada, depresión, alucinaciones y cambios en su comportamiento.
Actualmente sabemos que estos síntomas corresponden al eretismo, un síndrome neurológico derivado de la intoxicación por mercurio. A causa de la prevalencia entre fabricantes de sombreros, esta condición se popularizo con el mote de la “enfermedad del Sombrerero Loco”. Aunque el uso del nitrato de mercurio en la fabricación de sombreros quedó en el pasado, aun existen trabajadores que manipulan este elemento y están expuestos a una intoxicación.
Por ejemplo, algunas minas en Latinoamérica siguen usando abundante mercurio para separar el oro de otros elementos. Peor aún: las personas que viven cerca de estas zonas y consumen agua y peces contaminados, también están en riesgo.
El Sombrerero Loco y Theophilus Carter.
Volviendo a Lewis Carroll y su personaje del Sombrerero Loco, es importante destacar que no necesariamente el personaje sufría de eretismo. Los primeros diagnósticos de intoxicación por mercurio en los sombrereros no se hicieron sino hasta 1860, la misma época en que se publicó Alicia en el país de las maravillas. Sin embargo, se desconoce si Carroll tuvo acceso a esta información al momento de crear su obra.
Probablemente, el escritor supo del caso de un sombrerero que presentaba síntomas de intoxicación. Sin embargo, los expertos coinciden en que el personaje del Sombrerero Loco en realidad se inspiró en un excéntrico vendedor de muebles llamado Theophilus Carter. Sobre todo, porque vivía cerca de Oxford y era muy cercano a Carroll.
Theophilus, que siempre portaba un sombrero extravagante en la cabeza, ganó fama por sus extravagantes ideas y locas invenciones, muy similar al personaje ficticio. Así, a través de una combinación de inspiraciones y coincidencias históricas, nació el sombrerero más famoso de la literatura contemporánea.
Nota cortesia de Gabriel El comunista mojarra
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