Energías fósiles, háganse a un lado. En México se gestan los primeros proyectos, y quizá en el mundo, de producción de biogás y electricidad a partir de la biomasa del nopal, para usos industriales o en casa habitación, que promete ser 40% más barata que la que ofrece la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
En Calvillo, Aguascalientes, el presidente del Comité Estatal Sistema Producto Nopal del estado, Juan Manuel Castañeda Muñoz, lidera un plan que ya cuenta con 70 hectáreas plantadas donde se cosechan de 100 a 150 toneladas diarias de nopal, que sirven para abastecer los biodigestores y producir un mega de energía eléctrica.
“Podemos abastecer con energía eléctrica 13,000 casas habitación, las 24 horas, los 365 días del año”, asegura a la revista Quo el investigador de energías alternas del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Miguel Ángel Perales de la Cruz.
Perales sostiene que el potencial es enorme si se piensa que la empresa Cruz Azul, que apoya el proyecto, requiere 150 megas por hora y que apuesta a entregarle energía eléctrica a un precio inferior respecto al de la CFE.
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El nopal genera más biogás que el estiércol solo. Y no solo eso. A través de él se obtienen alimentos, medicamentos, forrajes, champús, fibras, cosméticos y, ahora, está comprobado que esta cactácea tiene potencial para solucionar necesidades energéticas produciendo biogás, electricidad, etanol, biofertilizante 100% orgánico o hasta como alternativa para la reforestación.
El Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE) encontró que el contenido energético del nopal es similar al del maíz, ya que una hectárea con una cosecha de 800 toneladas produce 40 metros cúbicos de gas. En esta extensión, la productividad máxima de biogás y energía sería de 32,000 metros cúbicos y 56 mega watts por hora por año, respectivamente.
“Con la generación de electricidad a partir del nopal, tal vez en unos 15 años estemos comprando energía en la tiendita de la esquina”, dice Perales.
El proceso
Se trituran las pencas de la cactácea, que luego se canalizan a un biodigestor. Allí entran en descomposición y generan biogás con un contenido de metano de 65%. Éste alimenta un motogenerador de combustión interna que produce energía eléctrica.
La electricidad generada se subirá al Sistema Eléctrico Nacional, donde la CFE cobra una cuota por porteo. De esta manera, la empresa en cuestión podrá consumir cualquiera de sus plantas, ya sea en la de Aguascalientes o la de Tula.
En la zona de Calvillo, 150 nopaleros cultivan de 300 a 400 hectáreas de este vegetal; no talarán montes y fácilmente podrán duplicar la producción de energía, confía Juan Manuel Castañeda.
En su opinión, el proyecto podría replicarse en diversas partes de México, con la ventaja de que con la mitad de agua requerida por el cultivo de maíz –riego por goteo y una densidad de 40,000 a 50,000 plantas por hectárea- se producen 600 toneladas de materia verde, realizando tres o cuatro cortes por año.
Oro verde
En Zitácuaro, Michoacán, la comercializadora de productos de maíz y nopal Nopalimex produce biogás para sus procesos de producción, sus vehículos, y genera energía eléctrica. Opera con la colaboración del IIE y la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI).
Con sus necesidades de energía cubiertas, la firma puede entrar a la fase de comercialización de excedentes, ya sea de electricidad o biogás. En el último caso, el biogás que produzca alimentará el parque vehicular del municipio de Zitácuaro.
“En el caso de la energía eléctrica, un watt de la CFE cuesta un peso y nosotros estamos en unos 15 centavos, por lo que es más rentable”, dice el director técnico de Nopalimex, Miguel Aké Madera.
La gran ventaja del proyecto, destaca Aké, es que la tecnología es mexicana y no se necesita importar nada, como en el caso de la energía solar (paneles) o eólica (generadores).
En Zitácuaro “la producción de nopal en promedio es de 180 toneladas por hectárea; nosotros desarrollamos híbridos que dan hasta 800 toneladas por hectárea por año. Es decir, elevamos más de cinco veces el promedio nacional”, destaca Aké, autor del libro ‘El oro verde de México’.
Más allá de la cocina...
Automotores. En una segunda etapa, Nopalimex pretende producir etanol. A nivel laboratorio ya produce 13,000 litros por hectárea de nopal. El proyecto fue presentado a la Secretaría de Energía y de aprobarse, culminaría la fase completa de obtener biogás y sustituir gasolina por gas natural no contaminante.
“¡Sí sirve, sí se puede! Una moto ya caminó con etanol a base de nopal”, asegura el propietario de Nopalimex, Rogelio Sosa López.
Biofertilizantes. El proceso de generación de biogás con nopal genera residuos, llamados bioles, que con un proceso mínimo se convierten en biofertilizante 100% orgánico.
Juan Manuel Castañeda precisa que una hectárea se fertiliza con dos o tres litros y con la planta de El Salitre, en Aguascalientes, calcula producir y comercializar de 10,000 a 50,000 litros diarios de fertilizantes a un precio muy inferior al químico que pretende volver a producir el gobierno federal a partir de gas shale, ya que busca dejar de importar tres de cuatro millones de toneladas de fertilizantes que se aplican al campo mexicano.
Reforestación. El nopal ayuda a la retención de suelos en lugares erosionados. Es característico de las zonas áridas, que abarcan 52% del territorio mexicano y, sin contar áreas muy salinas de las costas del norte, el resto sería idóneo para la producción de energía, subraya Miguel Ángel Perales.
Para Rogelio Sosa, la mitad de los desiertos de México serían suficientes para producir su propio gas y energía; el resto quedaría para exportar gas. Así, “se industrializaría el campo, cambiaría los entornos secos y áridos por vergeles; los campesinos tendrían trabajo en sus lugares de origen y no tendrían que migrar.
Apostar al petróleo, "una locura"
Miguel Aké Madera enfatiza que las energías fósiles son finitas. En México se vive el inicio del declive y del fin de la era del petróleo, y ya se observa el desplome del precio. Lo más grave es que, de 2003 a la fecha, la capacidad de producción del país ha bajado en 845,000 barriles por día.
“La reforma energética se la está jugando con la exploración y explotación de petróleo en aguas profundas por parte de empresas extranjeras y en la explotación del gas shale, que con el fracking resulta una extracción altamente contaminante. Seguir apostando a las energías fósiles... eso sí es una locura”, dice Aké.
El especialista insiste en la necesidad de que el Estado mexicano apoye en serio las energías alternativas, porque la reforma energética las soslaya y excluye.
“Hay una estrategia, pero no se aplica. Esto afecta muchos intereses, producir electricidad y biogás barato sí les pisa los callos a muchos negocios”.