Tres investigadores mexicanos lograron hacer en laboratorio microscópicas partículas de diamante a partir de una mezcla de 40% de etanol y 60% de agua. Y, en un acto curioso, los científicos experimentaron con tequila, pues tiene la composición ideal para la obtención de diamantes.
Los exitosos resultados fueron reconocidos en el 2009 con el premio Ig Nobel de Química.
Así Javier Morales, de la Universidad Autónoma de Nuevo León; Miguel Apátiga y Víctor Castaño, ambos de la UNAM, obtuvieron uno de los galardones que se entregan cada año en la Universidad de Harvard por la organización estadounidense Imposible Research y que distingue a los trabajos científicos más inesperados del orbe.
“En la fabricación de diamantes se necesita carbón, el cual se encuentra en el tequila, pero además agua que sirve como enlace. Entonces, una mezcla de agua y alcohol logra esta combinación, pero el tequila casualmente tiene la composición ideal, por eso obtuvimos los resultados esperados, lo cual no sucederá si se emplea ron, whisky u otra bebida alcohólica”, dice Castaño.
Para el desarrollo, los científicos sometieron el tequila a calor (más de 800 grados), y al evaporarse se traslada hacia una cámara que produce una reacción química en la que se rompen las moléculas de carbón hasta que se generan átomos de este compuesto, los cuales se acumulan en una plancha de acero inoxidable en forma de microscópicos cristales formando una película muy delgada de diamantes.
“El empleo del tequila es innovador, pero no es la base para crear diamantes, se requiere etanol y agua”, menciona Castaño Meneses, y aclara que se pretende industrializar el desarrollo pero que aún no se ha concretado nada con quienes se han acercado.