Matheryn Noavaratpong, de apenas dos años de edad, falleció el 8 de enero de
este año a causa de cáncer en el
cerebro luego de ser intervenida quirúrgicamente en varias
ocasiones y haber perdido el 80
por ciento del lado izquierdo del cerebro.
Sus padres decidieron retirarle la respiración
artificial para congelarle criogénicamente con
la esperanza de que la ciencia algún día encuentre la cura. Con esto, la
pequeña se convierte en la persona
más joven en ser congelada. Este procedimiento permitiría revivirla en
el futuro en caso de que se hallara una solución a su enfermedad.
Desgraciadamente, la niña tenía un tumor de 11 centímetros en el cerebro, por lo que tuvo que
ser operada varias veces (12 en total), sin muchos resultados, pues su
enfermedad, "ependimoblastoma",
da una esperanza de vida de
únicamente cinco años.
Fue en ese momento que sus padres se dieron cuenta que
era el final, y contactaron con la organización Alcor Life Extension Foundation, una de las pocas fundaciones que
cuentan con criogenización,
que es la preservación de animales y humanos; los congelan con el propósito de medicarlos y poder reanimarlos en el futuro.
Cabe aclarar que este procedimiento sólo puede realizarse luego de que se ha
declarado la muerte legal en el paciente, y sólo si existen
posibilidades de que en un futuro podrían recuperarse. El tratamiento resulta
muy costoso, 80 mil dólares al año, sin embargo la familia se mantiene
entusiasta y sin perder la fe.
La pequeñita fue congelada en Tailandia, después llevaron su cuerpo
a Estados Unidos, y su cerebro se
encuentra en un en un contenedor de acero inoxidable con nitrógeno líquido.