Al menos ese es el tiempo promedio entre los mamíferos. Y no es que alguien acostumbre a cronometrarlo, pero el tiempo que pasamos en el baño no es precisamente un 100% útil. Aquí tienes un dato que no esperabas leer hoy, sobre todo si estás sentado en el inodoro.
Si estuviéramos sentados en un inodoro con el simple y noble propósito de evacuar, podríamos resolver las cosas bastante rápido, enviando las heces por la cañería en cuestión de segundos, literalmente.
Según las conclusiones de un grupo de científicos del Instituto de Tecnología de Georgia, en los Estados Unidos, 12 segundos es un plazo razonable para realizar esta tarea. Es, al menos, el tiempo que la mayoría de los mamíferos suele demorar, independientemente de su tamaño.
La duración de esta parada en los pits sería algo realmente importante si todavía estuviéramos en un estado de vida salvaje. Evacuar lo más pronto posible es una verdadera estrategia evolutiva, toda vez que el olor que acompaña al producto final puede atraer a los depredadores. “Al permanecer mucho tiempo en esta tarea, [los animales] se exponen demasiado, además tienen más riesgo de ser descubiertos”, dijo Patricia Yang, una de las autoras de este estudio, a New Scientist.
El estudio encabezado por Yang, publicado en Soft Matter, se basó en registros fílmicos de 34 especies llevando a cabo este momento íntimo – entre ellas elefantes, jabalíes y pandas del zoológico de Atlanta, la capital de Georgia. También se tomaron en cuenta videos de otros mamíferos disponibles en YouTube.
Todo es culpa de la evolución.
Al analizar estos registros, los investigadores descubrieron patrones escatológicamente interesantes, como el hecho de que cada trozo de popó corresponde a aproximadamente 5 veces el diámetro del recto del animal. Algo aún más interesante es la fuerza aplicada para librarse de los desechos: sin importar el tamaño, todos los mamíferos ejercen una presión equivalente para expulsar las heces. Por eso, desde los enormes contenedores producidos a diario por los elefantes a las pequeñas porciones de un gato, el trabajo para librarse de los desechos es el mismo – aunque el recto de un felino doméstico sea 10 veces menor.
Para que los gigantes logren mantener la eficiencia de los más pequeños, el secreto se encuentra en la lubricación de la zona. Yang sugiere que tal habilidad se debe a una mayor disponibilidad de moco que estos animales poseen en las paredes de su intestino grueso. Esta sustancia hace las veces de lubricante y facilita la tarea de librarse de las heces. Así, los desechos pueden salir más rápidamente, aunque estén más comprimidos y voluminosos.
¿Entonces, cuál es la conclusión de la ciencia sobre esto? Que mientras tú, estimado lector mamífero, te encuentres en la comodidad de tu baño, todo está bien. No existe ningún problema en tardar un poquito más en el baño. Si tus visitas al baño se extienden durante mucho tiempo, quizá sea momento de buscar la ayuda de un gastroenterólogo – y mantenerte alerta si necesitas evacuar mientras estás acampando por allí.