domingo, 14 de junio de 2020

el Hombre Cerdo (no el bicicletero de Hualahuises NL)

Múltiples testimonios proporcionados en las últimas décadas respaldan la leyenda del Hombre Cerdo de Velmont: un ente bípedo con la cabeza de un cerdo que parece ansioso por consumir carne. Aunque para muchos no pasa de una simple leyenda urbana, la intrigante historia posee elementos dignos de análisis.
el hombre cerdo la leyenda
El epicentro de estos extraños acontecimientos es la región de Northfield, en Vermont, Estados Unidos, un lugar donde la vida transcurre tranquila y aburrida, al menos a simple vista. El paisaje rural se caracteriza por pequeños bosques y pueblos que parecen sacados de un libro de fantasía.

El Hombre Cerdo en la Cuenca del Diablo.

Y en esta atmósfera tan apacible, desde 1971 se han reportado encuentros con un ser aterrador que acecha en los límites del bosque, principalmente en una zona conocida como Cuenco del Diablo. Con el paso de los años este ser enorme, raro e inexplicable se ganó el mote de “Hombre Cerdo”, pues precisamente a esto asemeja la grotesca figura que describen los testigos.
Uno de los primeros incidentes con el Hombre Cerdo se produjo en una granja en las afueras de la ciudad, por la noche. Tras escuchar unos ruidos guturales provenientes de un matorral próximo a la propiedad, el granjero se puso en marcha para investigar. Creyendo que se trataba de un animal herido, tomó su linterna para desplazarse en la oscuridad. Esperaba encontrar un perro salvaje o un tejón, pero jamás imaginó lo que acechaba aquella noche en su granja.
Junto a un bote de basura, el granjero encontró un animal enorme. A primera vista parecía un cerdo, pero cuando se percató de la presencia del hombre hizo algo inesperado. Irguiéndose sobre sus dos patas traseras, empezó a correr para resguardarse de la luz. El encuentro no duró más que unos pocos segundos, pero el granjero logró describir al extraño ser como un hombre sin ropa, lleno de músculos y cubierto con un extraño pelaje grisáceo.
figura de un animal extraño
Sin embargo, lo más llamativo fue el rostro: una cabeza de cerdo en toda la extensión de la palabra, con el hocico chato y orejas enormes. Sus ojos redondos y oscuros brillaron por un instante y de sus entrañas emanaba un aterrador gruñido mientras escapaba.

Algo acecha en los bosques de Vermont.

Varios meses después se produjo otro encuentro en la misma región, esta vez protagonizado por un grupo de estudiantes. Los jóvenes, instalados en una zona para acampar, observaron algo extraño moviéndose entre la vegetación. Al mismo tiempo escucharon unos extraños gruñidos roncos. Como se desplazaba en dos patas, creyeron que se trataba de un hombre, pero al distinguir la figura con claridad inmediatamente observaron la temible cabeza de cerdo.
El extraño ser se inquietó con los gritos de los jóvenes y empezó a correr hasta desaparecer en el bosque. Una vez que los jóvenes regresaron a la ciudad y relataron lo que observaron, un grupo de locales se organizó para investigar. En la zona de campamento encontraron rastros de lo que parecía un animal de gran porte, pero ningún indicio de lo que produjo esas huellas.

El Fenómeno del Hombre Cerdo.

Estos relatos marcaron el comienzo de lo que se conocería como el Fenómeno del Hombre Cerdo. Como suele suceder con estos relatos, la historia fue creciendo hasta alcanzar el grado de leyenda urbana en la región. En las inmediaciones de la Cuenca del Diablo, algunos conductores que transitaban por la noche supuestamente observaron al misterioso animal con cabeza de cerdo cruzando la carretera o persiguiendo automóviles.

Ataques del Hombre Cerdo.

Multitud de campistas relataron encuentros con este ser en zonas remotas, y aparentemente siempre buscando algo para alimentarse. En uno de los relatos, un joven y su novia afirmaron que el Hombre Cerdo surgió del bosque y corrió directamente hacia ellos. Ambos lograron refugiarse al interior del automóvil, pero el animal se subió al capó dejando múltiples abolladuras. Mientras escapaban, los persiguió una distancia considerable desplazándose en cuatro patas y gruñendo ferozmente.
figura o estatua con orejas de animal
La pareja describió al ser como un hombre sin ropa, de al menos 1.9 m de altura, con el cuerpo cubierto por pelo blanco y dedos largos que terminaban en garras. Por supuesto, tenía la cabeza de un cerdo extremadamente furioso.

La cueva llena de huesos.

Algunos cazadores de la región, como Jeff Hatch, se aventuraron a los bosques de Northfield para intentar encontrar al misterioso animal. En una de estas incursiones, Hatch afirmó llegar hasta una cueva repleta de huesos parcialmente roídos. Aparentemente, se trataba de la madriguera que un animal de gran porte empleaba para ocultarse. Por si fuera poco, el cazador también encontró numerosos rastros que coincidían con los de un cerdo enorme.
Los huesos pertenecían a toda clase de animales domésticos y silvestres: gatos, pájaros, perros, ardillas y conejos. El hallazgo de esta cueva coincidió con numerosas desapariciones de mascotas en las granjas cercanas. En la misma época, el comisario de la zona recibió múltiples quejas de animales muertos que aparecían mutilados o desmembrados. La ausencia de las entrañas fue algo común en todos estos hallazgos.

Desapariciones vinculadas al Hombre Cerdo de Vermont.

Y los reportes de encuentros con el Hombre Cerdo no hacían más que aumentar. Un grupo de adolescentes que acampaba cerca de esa caverna tuvo un peligroso encuentro con el animal, que llegó a embestirlos. Supuestamente lo ahuyentaron con gritos y piedras, después de lo cual el animal emprendió la huida sobre cuatro patas.
leyenda del hombre cerdo en Vermont
kylesauter
Uno de los relatos más siniestros da cuenta de un pequeño de 12 años que fue atacado por el animal, que lo arrastró al bosque en medio de gritos y gruñidos. Supuestamente, las personas que estaban cerca se percataron del ataque e ingresaron al bosque para rescatarlo, pero le perdieron la pista unos metros más adelante. La policía acudió al lugar para investigar y organizó un grupo de búsqueda. Sólo encontraron trozos de ropa del pequeño, que jamás volvió a ser visto.

La leyenda de Sam Harris.

Eventualmente empezaron a surgir toda clase de teorías sobre el origen del misterioso Hombre Cerdo. Una de las historias más populares se remonta a la década de 1950. La noche de Halloween de 1951, un joven de 17 años llamado Sam Harris desapareció tras salir de casa para festejar con sus amigos. Las búsquedas resultaron infructuosas y el joven jamás fue localizado.
La leyenda dice que Sam Harris firmó un pacto con el diablo, quien terminó apoderándose de su cuerpo mediante una influencia demoníaca que habitaba en el bosque. Esto provocó que el joven se convirtiera en una monstruosidad, aunque mantuvo cierto parecido con los humanos. Los rumores dicen que Harris se volvió loco y empezó a matar cerdos, devorar sus entrañas y fabricar máscaras con las cabezas.
hombre con la mascara de un cerdo
El misterioso Hombre Cerdo de Vermont sería el propio Sam Harris, víctima de una locura primitiva. Sin embargo, la historia no termina allí pues con el tiempo se fueron agregando toda clase de elementos siniestros a la leyenda. Por ejemplo, en la década de 1960 un periodista que investigaba la historia escuchó el relato de un cadáver con la palabra “Pig” escrita en la frente.

Persistencia de la historia.

Otra historia afirma que la propia madre de Sam Harris recibió la visita de su hijo desaparecido por la noche. El joven cargaba un saco sobre la espalda y, al vaciar el contenido, reveló entrañas de cerdo que devoraba con desesperación. Algunas variantes de la historia aseguran que la Sra. Harris terminó suicidándose a las pocas semanas, lanzándose a un chiquero para que los cerdos la devoraran viva.
Aunque todos estos relatos parecen los típicos que conforman las leyendas urbanas, el Hombre Cerdo de Vermont vuelve a aparecer cada cierto tiempo. Es una leyenda tan persistente que se ha mantenido vigente durante casi medio siglo. Hasta la fecha no existe nada concreto que confirme la existencia de este animal tan extraño, pero las historias siguen multiplicándose en los bosques de Vermont.